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[Argentinadas] La nueva normalidad: Todo pasa
Escribe: Raquel Baratelli
Acá está, esta es nuestra nueva normalidad, de la que tanto se ha hablado desde la pospandemia. Un día se pudo salir a trabajar, iniciaron las clases, dejamos de lado barbijos y temores de contagios.
Por fin, regresaron los domingos familiares y la ronda del mate, pudimos reunirnos en bares, boliches y hacer festicholas.
El encierro es cosa del pasado, pero, aunque nos empeñemos en borrar los malos recuerdos de la pandemia es notorio que algo cambió y la necesidad de estar acompañados se apoderó de los ciudadanos: ¿que nos pasó viejo? ¿Tanto aumentó la población?
Donde vayas es un hormiguero de gente, las calles son un caos a todas horas, los ríos, plazas, canchas, parques y centros comerciales permanecen llenos de gente y los fines de semana todo explota.
Otro asunto a considerar entre las nuevas costumbres argentas, es el hecho de que el home office, el home clases y el home “estanding” del pasado reciente, nos ha alejado de las pasarelas de la indumentaria chic; mal que les pese a los gurúes de la moda, hoy en día la calza reemplaza al traje sastre y los cabellos alborotados le ganan al brushing, las pantuflas y o chanclas dejaron atrás al clásico mocasín y el look descontracturado de entrecasa se apoderó de las calles, bancos y oficinas.
Si sólo fuera la estética vaya y pase, las modas cambian y la elegancia es subjetiva, la cosa es que hasta la manera de comunicarnos es diferente, la formalidad del lenguaje laboral pierde terreno ante el coloquial, el tuteo ha copado el trato, el lunfardo nos ha invadido al punto de que hasta los comunicadores sociales se han rendido a sus pies.
Los programas radiales son pura jauja, los noticieros televisivos, programas deportivos y de entretenimiento son lo mismo, la onda es que todos hablen al mismo tiempo, rían y opinen, el contenido es lo de menos.
La globalización del lenguaje soez y el “boludeo” son otras de las mayores conquistas de estos tiempos, en los que parece ser absolutamente necesario decir lo que se siente y lo que pasa por tu cabeza en todo momento, a cualquiera y en cualquier lugar.
Por otra parte, el protagonismo de las redes sociales de la nueva normalidad, ha multiplicado exponencialmente la producción audiovisual de entrecasa y la documentación fílmica del minuto a minuto de cuanto acto suceda, testimonio indiscutible de la eficacia de los medios audiovisuales para conectar a la gente, difundir nuevas costumbres e ideas, como así también de la necesidad de expresión ilimitada que hemos adquirido y que encuentra en los “videítos” el mejor lenguaje.
Asistimos a la mayor producción de microfilms de la historia, con protagonistas que van desde niños a ancianos, perros, gatos y fauna exótica en actitudes llamativas y graciosas que despiertan todo tipo de emociones; de golpe somos difusores de microdocumentales de la actividad en las calles de la ciudad, de hechos policiales, fiestas, peleas, eventos familiares, escolares… todo lo que pasa, pasa a las redes.
Y sí, chicos, la pandemia pasó y nos cambió la vida. Bien lo dijo el poeta “todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar” …
El encierro pasó, la normalidad se queda y lo nuestro será pasar, pero no sin antes dejar una huella… preferentemente en tiktok.