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[Desde Adentro] “El Negro” Rivadera, el DJ del rock: “Lo que no puedo decir con palabras, lo encuentro expresado en la música”
Diego Alejandro “El Negro” Rivadera (52), es Dj y Operador de Radio Centro desde el año 1989. Casado con Gloria, padre de Dalmiro (21) y Felipo (4). Se ríe cuando le dicen que es “un eterno adolescente” pero, mucho de lo que disfruta de la vida va en esa línea. Fanático de Star Wars (La guerra de las galaxias), es hincha de Independiente, le gustan los Simpsons, el rock y tiene un amplio conocimiento de la vida y obra de innumerables artistas. Define a los Rolling Stones como la banda de su vida.
Entrevista: Carolina Durand
Si entrara ahora a los estudios de Radio Centro, “El Negro” Rivadera a los 15 años, ¿qué pensás que te diría?
“¡Qué transformación, mirá dónde llegaste!”, de jugar con la música a vivir de ella con dos trabajos. No había nada que me atrajera en ese momento y hoy, respiro y vivo, radio y música.
¿Cuándo llega tu amor por la música?
Mi amor por la música viene a los 6 años, por mi viejo, Roberto, le decían Pocho”. Él tenía un viejo estéreo, magazines por pistas y siempre escuchaba las mismas, folclore, música latina, artistas como Isabel Pantoja, Perales. Me llamaba la atención el disco, me preguntaba cómo salía el sonido de ahí.
Mi mamá, María Esther, “Peti”, era maestra. Grababa las clases y tenía dos grabadores. El que era para grabar en la escuela con micrófono y un grabador para escuchar música. Yo agarraba los dos, ponía un tema y cuando terminaba, apretaba los botones del otro. También, de una familia amiga, los Pedernera, a la vuelta de mi casa, cuando había un evento yo iba con mis casetes y musicalizaba, era chango.
¿En qué barrio pasaste tu infancia y dónde estudiaste?
En el Bello Horizonte, ahí tuve mis amigos de la infancia y la adolescencia.Cursé la primaria en el Manuel Belgrano y terminé la secundaria en el San Antonio.
¿Cómo conociste a Gloria?
En un boliche, en Metrópolis, y en el año 95 nos pusimos de novios. Una década después, llegó nuestro primer hijo, Dalmiro.
¿Cómo llegaste a radio Centro?
Gracias a mi viejo. Terminé la secundaria, no tenía definido estudiar nada y me la pasaba jugando al futbol. Él era gastronómico, cafetero en el ex Café Argentino, cuando se llamaba “L´Espoir”.
Edgardo (Munch), que ya tenía radio Centro sobre Buenos Aires a pocos metros del café, iba siempre, como cliente. Mi papá lo escuchaba siempre, amaba escuchar radio, música, fútbol. Un día, le preguntó si no tenía algún trabajo para mí (para que yo hiciera algo) y Edgardo le dijo que sí, que fuera a la radio.
Y fui. El 11 de septiembre del 89 entré. Empecé limpiando discos, miraba a los operadores y todo el movimiento de la radio. Acá sigo, el 27 de septiembre cumplió 34 años la emisora.
¿Tú primer programa en operar?
Mi primer programa fue “Rutas Argentinas”, los domingos de 21 a 23 horas. Era rock nacional y conducía Daniel Vale. Después, operé “El idioma Universal” con Gustavo Barcelona, también los domingos. Con el tiempo, pasé a la siesta con Marisabel Demonte, “La siesta de la Cigarra”. Hasta que hace 18 o 20 años (ya no recuerdo bien el momento exacto), empecé a operar “La mañana Informal”.
Cuando eras niño, ¿qué querías ser?
Quería ser piloto de avión (se ríe).
¿Qué llegó primero, ser Dj u operador de radio?
Primero ser operador, porque era lo que a mi papá le gustaba, él me escuchaba siempre, es decir, todos los programas que yo operaba y, eso me enorgullecía.
Dos años más tarde, llegó ser Dj. Mi primera cabina fue en el 91 en Etruria con Pablo Beltrán, fui como iluminador, desde ahí no paré. Después, agarramos el boliche Fancy y Metrópolis (eran del mismo dueño).
A los pocos años Fancy cierra y Flop lo compra el mismo dueño que era de Metrópolis. Pablo (Beltrán) deja y me ofrecen ser Dj residente de Flop (viernes) y después agarro Metrópolis (sábados).
¿Qué fue lo más difícil de aprender a operar?
Lo más difícil de operar es conocer de música. Cuando entré a “La Mañana Informal”, lo primero que me dijo Munch fue: “Acá vas a aprender de música”. Tengo mucho conocimiento desde el Club del Clan para atrás y para adelante, de todo.
¿Qué encontrás en el rock que no existe en otro género musical?
Lo que no puedo decir con palabras, lo encuentro expresado en la música.
¿Bailás cuarteto?
Sí, por supuesto
¿Te gusta la electrónica?
¡Sí! muchísimo, con Gustavo Sosa fuimos propulsores en Quinoto viejo (Villa Nueva) a fines de los 90, ponía rock y electrónica.
¿Un show inolvidable?
Uf. Las tres veces que fui a ver los shows de Los Rolling Stones, la banda de mi vida. En el 95, fui solo; en el 98, fui de novio (con Gloria), ambas en River. En el 2006 no pude ir y, en el 2016, estuvieron en el Estadio Único de la Plata y fui con mi mujer y mi hijo más grande (Dalmiro).
Juega Independiente y en simultáneo un show en vivo de los Rolling Stones. ¿Cuál elegís?
Los Rolling, con el maní y la cerveza al lado. El partido lo veo después por repetición o el resumen.
¿Un show/evento tuyo?
De los más recientes, en Villa Nueva, la Fiesta de la Cerveza. Me hicieron sentir parte del espectáculo y fue un evento masivo de rock impresionante con grandes bandas. Te hacen sentir del espectáculo y mover tanta gente.
Otros, hay muchos. Las fiestas de la espuma en Metrópolis eran inigualables. Entraban 5.000 personas, pista arriba, abajo, una locura. Fue una megadisco, el boliche más memorable por su estructura y tecnología para ese momento.
Tengo guardados todavía los presupuestos que habíamos pedido a Rosario en el 93 para montar la estructura y fueron 110 mil dólares en luces y 100 mil dólares en sonido.
¿Cómo te llevas con un hijo saliendo de la adolescencia y el otro en plena niñez?
A uno le enseñaba a manejar el auto y al otro le cambiaba los pañales. Antes, la autoridad era otra cosa y el respeto también. Con una mirada o un grito entendías que no es no. Hoy en día los adolescentes, se expresan con argumentos y te buscan debatir.
Sin embargo, conozco la noche y eso me permite conocer cómo se mueven los boliches, diferenciar lugares y saber con quién se junta mi hijo, quiénes son sus amigos, eso me da cierta tranquilidad.
En cuanto a la música, a Dalmiro le gusta el rap y el trap pero, una vez me dijo que, “me agradecía la música que se escuchó en casa cuando era niño”, porque también le gusta The Cure, Los Rolling, Inxs.
¿Quién pone los límites?
Antes, los límites los ponía yo; ahora los pone Gloria.
¿Qué extrañás de tus viejos?
Mis padres siempre estuvieron juntos ante todas las adversidades, soy único hijo hijo. Extraño el momento de las comidas, por los horarios de mi papá en el café, almorzábamos tarde, tipo 3 pero, esos 20 minutos juntos son memorables.
Extraño eso, y las cenas. Comíamos antes de que yo me fuera a poner música y cuando me iba, mi mamá me decía: “abrigate” y mi papá: “suerte”.
¿Qué significó Edgardo Munch en tu vida?
Era un padre, pasaba más tiempo en la radio que en mi casa y, todo lo bueno y malo de la radio, lo aprendí de él. Me ayudó en el peor momento de mi vida, me tendió una mano inmensa, fue muy generoso, mi sostén. También era un poco odioso, todos lo somos, y siempre un perfeccionista del trabajo y de la radio.
¿Un consejo que te haya dejado?
“Vení a laburar como sea”. Muchas veces, terminaba cansado de trabajar en los boliches, después de poner música y él me ha servido café para que me despabile, como un padre, me retaba, pero me tendía la mano.
Se lo transmito a mi hijo cada vez que puedo. “Como sea, pero cumplí con tu responsabilidad, siempre”. Eso lo aprendí de él, por eso lo eligió mi papá. Me aconsejó siempre y más aún después de perder a mi papá (en el 2007) y a mi mamá (en el 2009).
Hace unos años, tenías un programa los sábados a la noche, “Sábado rock”. ¿Pensaste en volver a hacer radio?
Sí, eso fue hace como 10 años atrás. Me falta un co-equiper, alguien con quien entenderme y hablar los mismos códigos, mirarnos y saber qué piensa el otro. Recién ahí, le perdí miedo al micrófono, cuando tuve un programa de radio. Es algo pendiente, volver a hacer radio.
Golosina favorita
La paleta de colores y el chocolate Block.
Un programa de televisión
“Viaje a lo inesperado”. Eran películas clase B de terror muy malas (se ríe) pero, con mi mamá las esperábamos todos los sábados a la noche.
Un músico
Rolling Stones, U2, artista Andrés Ciro Martínez, desde que estaba en Los Piojos.
¿Cómo ves el rock actual en la ciudad? (en materia de espacios y de artistas/bandas)
Hay muchas bandas, de todas las edades, eso está bueno. Dicen que el rock está muerto y eso es mentira, no va a morir nunca porque es un medio de expresión. En espacios, veo que hay muy pocos lugares. No se puede ir a escuchar especialmente el género.
“Mundo” marcó un antes y un después, vino a traer el rock alternativo. Una pena que no haya perdurado, fue un reducto del rock alternativo,
¿Con cuál Dj te gustaría compartir cabina?
En música electrónica, Hernán Cattáneo, es un grande que llegó a todo el mundo. Sería muy loco, pero con Cattáneo sería un sueño.
Cuando fui joven puse cachenge, después electrónica y desde fines de los 90 me dediqué al rock.
¿Hay competitividad o solidaridad en el rubro?
Un poco de las dos cosas, pero somos pocos dentro del género rock. En mi época, en los 90, eran celosos los Dj porque costaba encontrar los temas musicales del momento.
Con Pablo Beltrán nos íbamos un lunes a Córdoba y volvíamos un jueves. Nos instalábamos en la disquería Perro Record y escuchábamos discos de los posibles hits horas y horas. Las radios tenían los temas del momento porque tenían un Dj que los conseguía: antes del internet, era artesanal el trabajo.
Una anécdota en cada profesión
Como Dj fue inolvidable una noche de tormenta que hubo en Villa María. Me acuerdo que los dueños de Metrópolis habían comprado Flop, y ese boliche funcionaba los viernes.
Una noche de sábado de tormenta, cayó un rayo en la frecuencia de las potencias donde tiraban sonido para el boliche de Metrópolis y estábamos por abrir, era poco antes de la 1 de la mañana.
¿Qué hicimos? Decidimos trasladar los equipos que nos quedaban en condiciones al boliche de los viernes, Flop y a la gente también. La gente se movía caminando del Bulevar Italia a Buenos Aires y nosotros al lado con los equipos, una locura. Arrancamos como a las 3 de la mañana, pero se bailaron todo.
Como operador, no sé si anécdotas, pero lo más memorable del oficio, es la oportunidad de conocer tanta gente. Rozarme con muchos artistas en la época que Edgardo organizaba los Festivales de Peñas, artistas como José Vélez, El Símbolo, Twiggy, momentos que, en otro lado, no los vivís.
¿Tenés mañas?
Todas. La gente en la cabina no me molesta, pero, no me gusta que estén cerca de la consola o quieran escuchar lo que está por salir, primero que el resto. En la radio, que toquen los potes, los quieran subir o bajar.