[Historias] All Boys o la verde invención de la infancia

Fundado en 1966 por dos chicos del secundario, el primer nombre del club fue “John Kennedy”. Eran años de guerra fría y la llegada de la televisión modificaba el concepto de “niñez” para siempre. Durante la dictadura y casi a punto de desaparecer, Miguel Martino y Jorge Álamo se propusieron mantener vivo al club y formaron chicos en el fútbol y en la vida. Hoy, el Deportivo Infantil All Boys es el club más antiguo y ganador del “Baby” en la ciudad.

Texto y fotos: Iván Wielikosielek

Miguel Martino vive en Villa Nueva, pegado a su taller de carpintero. Y no es exagerado decir que su living es un pequeño búnker consagrado a la memoria. No sólo de su padre y su sobrino que ya no están, sino también a la de antiguos equipos del “Baby”, lo que demuestra que para él, All Boys es parte indisoluble de la familia.

Clase 1970 de los pibes del «Verde».

Y tomando precisamente una de esas fotos, Martino me dice: “¿Sabés quién es este?” Y señalándome un nene arrodillado en un extremo me dice: “Es Carlos Zannini”. Le pregunto, entonces, cómo es que el funcionario de gobierno llegó a jugar para el club. Y su respuesta llega pausada y tranquila, como su conversación.

“Llega porque con mi amigo, el “Conejo” Rubén Martínez, estábamos buscando a un Zannini de Villa Nueva que era buenísimo. Pero nos marcaron este, que era primo y que jugaba bastante bien también, así que se quedó (risas)”.

Estábamos buscando a un Zannini de Villa Nueva que era buenísimo. Pero nos marcaron este, que era primo (el actual funcionario nacional) y que jugaba bastante bien también, así que se quedó.

“El Carlos era clase ´54 y jugó mucho tiempo para nosotros. Y mirá lo que son las cosas, que durante una intendencia de Eduardo Accastello el municipio quiso recuperar el terreno que nos había cedido Miguel Ángel Veglia para la cancha. Entonces el Jorge Álamo, que ya estaba entrenando a los chicos, fue a reclamarlo. Pero Accastello le decía que no había vuelta atrás”.

“En eso suena el teléfono. ‘Hola Eduardo. Te está llamando Carlos Zannini desde la Casa de Gobierno’ –dijo una voz-. ‘Es para decirte que yo jugué casi cuatro años en All Boys, así que a esa cancha no me la tocás ¿Me entendés? La cancha de All Boys no se toca’. Y cortó… Me lo contó el Jorge que estuvo ahí… Desde ese entonces, nunca más nos molestaron…”.  

Fundación mítica de All Boys

-¿Y cómo nace All Boys, Miguel?

– Fue así. Con el “Conejo”, como te dije, empezamos en el ´64. Teníamos apenas 17 años y habíamos armado un equipo al que le pusimos “John Kennedy” porque, el presidente de los Estados Unidos se había muerto hacía poco. Estuvimos dos años jugando con ese nombre hasta que el “Conejo” se fue a estudiar a Córdoba y yo me quedé solo. Pero apareció un vecino, el Abel Volta, que estaba armando otro equipo, “El Taladro”. Y le dije que juntáramos los dos.

-¿Y aceptó?

-Al principio me dijo que no, pero después agarró viaje. Y como justo había un campeonato atrás de la Coca Cola, teníamos que anotarnos ese mismo domingo. Y los dos pensamos que “John Kennedy” no pegaba. Tampoco “El Taladro”… Coincidimos en que estaría bueno ponerle el nombre de un club de Buenos Aires; pero no queríamos que fuera River ni Boca. Entonces se me ocurrió una idea. Fui hasta el kiosco, compré el diario “La Razón” y le dije al Abel: “El que vaya puntero en la B de Buenos Aires, ese nombre le ponemos”. Y dio la casualidad que iba puntero All Boys… O sea que el club se podría haber llamado Nueva Chicago, Temperley o Quilmes (risas).

En la cancha, con el molino Fénix de fondo. Antes, la cancha estuvo en otros sitios.

-No le pudieron escapar al nombre inglés, pero la pegaron con el significado…

-¡Claro! Porque al traducir “All Boys” vimos que quería decir “grupo de chicos” o “grupos de muchachos” ¿Y qué mejor nombre para un cuadro de Baby? En ese campeonato perdimos uno a cero el primer partido y quedamos afuera. Era la clase ´52. Fue en el año 66´y All Boys acababa de nacer…

-¿Y cómo siguieron?

-Al año siguiente empezamos a jugar nocturnos en los Trinitarios. Eran campeonatos que hacían los padres para juntar plata. Me acuerdo que empezaban en noviembre y terminaban antes de Navidad. Hicieron una copa “challenger” y la ganamos nosotros, por salir campeones tres veces seguidas… Después empezamos a jugar más nocturnos en la cancha de Los Algarrobos y de Alem acá de Villa Nueva, porque en Villa María no había más que esos campeonatos a fin de año. Pero nosotros seguíamos en actividad porque nos íbamos a jugar afuera.

-¿Conseguían amistosos?

-Sí. Nos hicimos famosos porque yo escribí una carta a una revista de Buenos Aires que se llamaba “Así”. Puse “somos un equipo de Baby de Villa María y aceptamos desafíos”. ¡Y me empezaron a llegar cartas de todos lados! Así que viajamos a San Francisco, Las Varillas y varios pueblos de la zona. Todo se hacía por carta porque en ese tiempo no teníamos ni teléfono. Nos esperaban tal día, a tal hora y allá íbamos. Una vez al mes jugábamos seguro… Me acuerdo que una noche jugamos en San Francisco contra un equipo que todavía existe, “Tarzanito”. Alquilamos un camión a un chico de acá, tiramos unos colchones y volvimos a las cinco de la mañana… Y a trabajar al otro día…

-Sin embargo se convirtieron en el equipo más ganador de la ciudad…

-Sí, porque empezaron a hacerse otros campeonatos y nos fue bien. Me acuerdo que hubo uno en el patio de los Trinitarios que fue televisado, se hizo dos años seguidos y los ganamos a los dos. Lo organizaba Héctor Cavagliato y el referí era el periodista Héctor Bernáus…

Con los trofeos de campeón, un grito que se repitió a lo largo de su historia.

-¿Cómo reclutaba All Boys sus jugadores?

-En esos tiempos y sacando a Zannini, eran todos chicos del barrio, de cinco o seis cuadras a la redonda de mi casa, en Almirante Brown. Y como se enteraban que ganábamos, se entusiasmaban y venían solos. En aquel entonces había un equipo que se llamaba “Federico Gutiérrez” y era el que ganaba siempre. Pero nosotros lo desbancamos. En ese cuadro jugaban la “Pepona” Reinaldi y el “Pelado” Monti, para que te des una idea. Y los manejaba el “Chiche” Echeverría con el “Bambino” Guardatti, dos muchachos excelentes que ya murieron.

Éxodo y Tierra Prometida

-¿Dónde entrenaban?

-Por ese entonces no había entrenamientos sino que jugábamos directamente los domingos. A los equipos los armábamos con el Abel antes de salir a la cancha. Los entrenamientos llegaron después, gracias a la Asociación Bancaria. Resulta que el Julio Franco, que era gremialista, nos convocó al Abel y a mí. Habían hecho tres canchas en el parque Pereyra y quería que los hijos de los bancarios entrenaran con nosotros. Así que sin perder el nombre y “esponsoreados” por la asociación, llegamos a tener 120 chicos… Pero eso no duró mucho…

-¿Por qué?

-Porque en el ´76 vino el golpe militar, intervinieron la Bancaria y todo tambaleó. Así que el Abel agarró las inferiores de River y se llevó a muchos chicos para allá. Excepto River y Central Argentino, los otros clubes no hacían inferiores. Y nosotros estábamos a punto de desaparecer. Un día le dije al Abel, “si no hago nada, All Boys se muere”…

-¿Y qué hizo?

-Cuando el Abel se fue, los chicos de la clase ´63 se quedaron conmigo. No eran muchos pero algunos quedaban; el Luis Ocampo de la veterinaria “Darwin”, el chico Gallo cuyo padre era ferroviario y también estaba Lirio… Costó volver a juntar jugadores pero de a poco se fueron acercando. Y el que venía siempre a vernos era el Jorge Álamo, porque era muy hincha del club. Un día le dije si quería dirigir conmigo y me dijo: “vos estás loco”. Así que empecé solo, en la canchita de atrás de la Coca donde habíamos jugado aquel primer relámpago. Pero el Jorge empezó a venir cada vez más seguido, hasta entrenar a la par mía y sin que yo le dijera nada. Con Álamo con entrenador y la creación de la Liga, todo fue diferente.

-¿Qué le aportó Jorge Álamo a All Boys?

-El Jorge le dio su vida al club. Trabajaba en la Fábrica de Pólvora y lo echaron, pero consiguió empleo en el diario “Noticias”. Y como le quedaba tiempo a la tarde, venía a dirigir. El Jorge fue un técnico excelente. Hoy, lamentablemente, está en un geriátrico, justo en la esquina de La Rioja y Rucci. Me enteré por una conocida que trabaja ahí. Un día pasé, vi un montón de gente por el covid y me pegué la vuelta. Lo quiero ver uno de estos días. Cuando vaya, le voy a decir: “¿Te diste cuenta, Jorge, que nunca te fuiste del barrio? Estás a dos cuadras de tu casa y a otras dos de la cancha de All Boys…”.

-Pero esa cancha no fue la primera ¿no?

-No; a la primera la tuvimos en el terreno de los ferroviarios, frente a la panadería de Signoretti. Los padres de los chicos que trabajaban en el Ferrocarril nos habían conseguido el lugar. Pero había un montón de piedras y carbonilla, y los chicos siempre terminaban lastimados. Era como jugar en el cemento. Por suerte, los padres que trabajaban en EPEC nos consiguieron un lugar en Villa Nueva, lo que ahora es Unión Eléctrica. La cancha estaba cerca de unos quinchos vidriados y jugar ahí era un lío. Con decirte que cuando había partido, yo me traía las planchas de aglomerado de la carpintería y las ponía atrás del arco. Estuvimos un año ahí…

Los pibes de la categoría 2013 posan para la foto.

-Y apareció la nueva cancha…

-Sí. No me acuerdo de los detalles pero fue en el ´79. Nos prestaron esa esquina de Salta y Sabattini a nosotros y a  un grupo de “Boy Scouts” que luego desaparecieron. Así que nos quedamos con el terreno y tiramos trescientas camionadas de tierra para nivelarlo, porque ahí estaba el viejo aserradero de la aceitera.

-¿Y el intendente les dio la concesión?

-Sí, fue gracias al Jorge, que era amigo de Veglia. Pero también gracias a Yáñez, de la zapatería. Ellos fueron muy importantes para conseguir el terreno. A las tribunas las hicimos recién en el 2010 gracias a que el hijo de Berardo, de la empresa “La Marchesina”, jugaba acá y nos trajo varias camionadas de hormigón. Como ves, los padres han sido fundamentales en el crecimiento del club. Por ese entonces ya teníamos cuatro categorías, algo que hicimos desde que se oficializó la Liga Villamariense de Baby Fútbol, en 1977.

Yo me quedo con la época vieja, cuando los padres se quedaban a ver todas las categorías y no insultaban al referí.

Ayer y hoy en un puñado de fotos

-¿Ha cambiado el fútbol infantil en estos cincuenta años?

-Muchísimo. Antes vendíamos 200 entradas por domingo. Ahora, si vendés cincuenta, es un golazo. Yo me quedo con la época vieja, cuando los padres se quedaban a ver todas las categorías y no insultaban al referí.

-¿Y los chicos de antes? ¿Jugaban mejor?

-Totalmente. Antes había tres o cuatro jugadores “distintos” por club y por categoría, como el Mauro Rosales en “El Santo” o el Franco Amaya y el Claudio Arzeno en “All Boys”… Ahora veo muchos chicos que corren atrás de la pelota. No sé si es culpa de ellos o de los técnicos. Pero ojo. Quizás los buenos se vayan a probar a Buenos Aires o Córdoba y ya no pasan por los clubes nuestros…

Las chicas también juegan en All Boys.

-¿Han cambiado los chicos?

-Muy mucho. Ahora vienen a jugar de arito y tatuaje, teñidos y con botines flúor… Hoy los chicos están muy tragados por la tecnología y el celular pero no podés luchar contra eso… Agradecé que todavía quedan algunos que quieren jugar a la pelota…

La noche cae cerrada sobre Villa Nueva y le digo a Miguel que necesito unas fotos. Y entonces, posa bajo las tulipas del living con algunas instantáneas a colores de la modernidad o las más viejas en blanco y negro. Pero para él no hay ninguna diferencia porque todas son una misma y única generación de jugadores de All Boys.

La de esos chicos que, en años distintos, se pusieron esa verde camiseta de la infancia.

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1 comentario en “[Historias] All Boys o la verde invención de la infancia”

  1. Estimado Iván, te felicito por esta magnífica nota, divino recuerdo de un gran equipo de fútbol del Baby como el All Boys y el agradecimiento a los colaboradores con tan hermosas fotos.

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