[Historias] La máquina ferroviaria abandonada que es reliquia y nunca pudo llegar a un museo

Escribe: JULIO A. BENÍTEZ – benitezjulioalberto@gmail.com

Fabricada en (Inglaterra), la placa, de otro siglo, dice Liverpool, de la empresa John H. Wilson, que se entrecruza con escritos realizados con pinturas de nuestros días, que también usó el Ferrocarril Belgrano a fines del siglo XIX o principios del XX.

En realidad, es un guinche del viejo Ferrocarril Midland, de trocha angosta, que está escondido entre la vegetación y la basura, detrás de los galpones de la estación ferroviaria Central Córdoba, de Rosario, en el Parque Yrigoyen, que impacta por sus dimensiones y está medio camuflado entre el yuyerío, que no es ni una locomotora ni es un vagón.

Las fotos y la historia de la extraña estructura pertenecen a los Amigos del Riel, que reclaman recuperarlo para terminar con su museo, algo que vienen pidiendo desde que fue encontrado, en 1996.

El intendente de Rosario, don Hermes Briner, en 1997, firmó la ordenanza para que lo trasladaran y exhibirlo al público, pero no se tuvieron más noticias oficiales del asunto.

Una reliquia

Para los amantes del universo ferroviario, es una reliquia, única en nuestro país y tal vez no haya otro en el mundo.

Talaron los árboles y limpiaron para tratar de sacarlo, ponerlo a resguardo para restaurarlo y exhibirlo, pero al poco tiempo nacieron otros árboles y los yuyos, volvieron a limpiar, pero…

Es de hierro sólido, oxidado, sus engranajes desnudos, un gancho que se estira hacia adelante y cae sobre un segundo bloque complementario y cuando desmontaron algunas tapas tenían la sigla FCM.

¿Qué es?

Como decimos, no es ni locomotor ni vagón, es un guinche ferroviario, con la particularidad que no tiene motor, se hacía funcionar manualmente con la fuerza humana, con manijas o grandes volantes que permitían realizar el movimiento de carga y descarga de mercaderías desde el suelo a un vagón o viceversa o de una empresa a otro vagón de otra empresa, de distintas trochas.

Es una rareza que haya terminado allí, porque está en un desvío que no tiene cambio de vía y no se puede transportar rodando. Habría llegado desde Salto, provincia de Buenos Aires a principios de 1990, pero en realidad no era su lugar de origen.

Posiblemente se haya usado en ramales del Ferrocarril Belgrano, del Noroeste argentino, conectando según las necesidades con ferrocarriles bolivianos y/o chilenos, y como llegó donde está, nunca lo sabremos.

Luego, se importaron guinches que funcionaban con motor a vapor, primero y con diesel, después.

Restaurarlo, ponerlo en valor y exhibirlo significará para que las generaciones futuras aprecien cómo se trabajaba en aquella época, sino estos bienes corren el riesgo de deteriorarse más y termine como chatarra; ya hemos sufrido muchas pérdidas de importante material ferroviario.

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Fuente: Amigos del Riel, Rosario 3

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