[Historias] Los perros… ¿Se suicidan?

Escribe: Miguel Andreis

Los grandes medios de comunicación vienen debatiendo, en el orden mundial, si en su “manual de estilo” incluyen la temática de los suicidios. También denominado autoeliminación.

Grandes periódicos hace años que no publican nada sobre tal contexto. Están los que afirman que, como el bostezo, el suicidio es imitativo. Sin embargo, existen más dudas que certezas y, en general, es muy poco lo que se conoce en cuanto a las conductas animales sobre la conmovedora determinación…

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Don Guillermo vivía con su familia en la avenida que desemboca en la Terminal de colectivos, en una vieja y despintada casona. Inmueble típico del barrio San Vicente de la Córdoba doctoral. Tres hijos, dos hijas y el “tanque”. Así denominaron a un perro salchicha (Daschound) que alguna vez un compañero de trabajo supo regalarle. Hasta había una camiseta de Talleres para él. Las supo usar en épocas gloriosas.

Tanque, amarronado oscuro, hocico blanco, y de patas extremadamente cortas. Desde muy chiquito pasó a ser el mimado de la familia y el preferido de Don Guillermo que tenía una marcada debilidad por ese perrito.

Carne molida y de vez en cuando, a escondidas de la familia, un pequeño trozo de caramelos de dulce de leche. El veterinario le había prohibido terminantemente el chocolate.

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La primera vez que escuché referenciar esa extraña conducta canina fue por los años ´80. En el diario La Capital de Rosario aparecía una nota sobre que varios canes –cinco- habían subido hasta el último piso de uno de los shoppings céntricos donde existe algo así como un juego de espejos iluminados que giraban y, sin motivos conocidos por la razón humana, trepaban la alta baranda y desde allá se arrojaban. Obviamente quedaban destrozados.

Primera incógnita, difícilmente un perro suba una escalera de un lugar desconocido; segundo, los guardias no permiten el ingreso de animales; tercero, la madera del pasamanos tenía unos 80 centímetros de alto por lo que debían saltar. ¿Qué los llevaba a hacerlo? La explicación nunca se supo. Las hipótesis cargadas de voluntad empírica se sucedieron.

Don Guillermo fumaba dos atados de cigarrillos diarios.

Primero fue una tos persistente y luego pérdida de peso. La familia no se sorprendió con el diagnóstico médico. Tenía ambos pulmones tomados. Otras partes del cuerpo también. El Tanque se levantaba de su lado solamente para hacer sus necesidades. Casi no se alimentaba. Como su dueño. Los dolores del amo se agudizaban de noche. Los quejidos mantenían al salchicha despierto y gimiendo. ¿Entendía lo que le sucedía a su amo…?

En Europa existe desde hace años una materia en la carrera de veterinaria que se llama psicología canina. Ya hay quienes la ejercen en nuestro país. Un día, el conocido periodista radial de LT8 Radio Rosario, Evaristo Monti, se preocupó por el asunto de los perros muertos en el shopping y armó una mesa redonda con profesionales especializados. Entre ellos un francés y un norteamericano.

La deducción fue que los canes frente a situaciones muy especiales pueden buscar la autoeliminación. Y abordaron la temática de los elefantes que sabiendo el final de su existencia se alejan de la manada para morir en soledad. Tampoco nadie explicó cómo esos grandes colosos perciben la cercanía de la muerte. Obviamente que la discusión se prolongó por semanas. Pocos creyeron que los perros eran capaces de suicidarse…

Don Guillermo empeoró.

No podían sacar a Tanque de su lado. Apoyaba la cabeza en la almohada. La morfina ya era insuficiente. Su respiración se volvía agitada y corta. El salchicha, con mucha dificultad, saltó de la cama. Se movía lentamente. Fue a la cocina y llamativamente pasó su lengua por las manos de cada uno de los que allí estaban. Vio que el ingreso de la cancel (puerta intermedia en los zaguanes), como casi siempre, estaba entre abierta. Volvió a la cama lamió el rostro de su amo en estado de inconsciencia. Inmóvil (jamás lo había hecho). Lo observó con atención un rato y emprendió rumbo al zaguán. Cruzó la puerta y se paró un rato al borde de la vereda.

Por allí pasaban decenas de camiones que cargaban a pocas cuadras del lugar, en el viejo Molino Minetti. El rojo del semáforo detuvo el chasis y acoplado. Cuando el verde dio paso, se adelantó con sus cortas y chuecas patas introduciéndose en las últimas duales. Fue instantáneo. Crujido y explosión a la vez.

La hija menor sorprendida por la actitud del perro salió en su búsqueda. Gritó desesperada al observarlo. Tanque había cumplido los 12 años. Curiosa e inexplicablemente el llanto se multiplicó desde dentro de la vivienda y ganó la calle. Acababa de morir también Don Guillermo…

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Esta historia es conocida por muchos en el barrio San Vicente… Jamás sabremos si los perros tienen características suicidas. Menos si los manuales de estilo de los medios gráficos o digitales podrán hacer referencia de ellos bajo estas circunstancias…

Por frente de esa morada en 12 años pasaron miles de pesados vehículos. Ni de cachorro se bajaba de la vereda. ¿Qué lo llevó a esa determinación? ¿¡Extraños presagios…!? ¿¡Un sentido que desconocemos!?

¡Qué el viejo salchicha, se quitó la vida, se la quitó…!

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1 comentario en “[Historias] Los perros… ¿Se suicidan?”

  1. Triste y curiosa historia, quizás nunca sepamos que pasa por los sentimientos de los humanos y de los animales que los llevan a tomar decisiones como las del perro salchicha.
    Gracias Miguel por compartirla.-

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