Jubilaciones: ¿Hasta cuándo se seguirán cobrando?

Escribe: Miguel Andreis

Recientemente, el gobierno nacional anunció que mujeres que no hayan hechos sus aportes podrán cobrar una jubilación. Serían unas 155 mil.  A primera vista, todo indicaría que estamos frente a una gestión con enorme sensibilidad social, claro que otra mirada nos debe hacer observar que se trata de una acción demagógica y electoralmente oportunista cuya mirada irracional y de corto plazo en manejo de una “Caja” con enfermedad terminal.

Obviamente, todo formaliza bajo la perspectiva de dar cobertura a aquellos que no pudieron hacer sus elementales aportes. Esto ocurrió en varias oportunidades anteriormente, en cada una de esas reformas fueron perdiendo los jubilados.  

No se sabe a ciencia cierta cuándo será su fecha de expiración. Todo nos permite suponer que vamos camino a un colapso sin antecedentes en lo que hace a uno de los principales derechos que tienen los trabajadores. Seguir recibiendo sus haberes.

Más jubilaciones sin aportes y un torrente de subsidios que van exterminando a pasos rápidos, volviendo más anémicos a todos los recursos de las recaudaciones.

¿Camino a la hecatombe?

Lo concreto es que siguen metiendo la mano en los entes recaudatorios, léase ANSES y…, lo más grave es que no se trata solo de esta gestión, sino de varias anteriores. Nadie ignora que en un momento nos encontraremos con que los recursos se han agotado, que se acabaron los fondos. Que entre los que aportaron toda su vida laboral lo que no lo hicieron nunca, ya no habrá diferencias.

Cuando la lata quede vacía y ya no tenga ni el menor contenido, lo estará para todos. Absolutamente para todos. Por el momento, lo único que permite que todavía sigamos percibiendo los escuálidos haberes, es la “maquinita de pintar papeles” que luego se les llama billetes. Ya sea la caja nacional, de autónomos, las provinciales, u otras, todas en distintas medidas van camino al mismo fin.

De casi los cuatro aportantes activos que siempre se necesitó para sustentar a un pasivo, en la actualidad esa cifra bajó al uno a uno. Imposible seguir adelante.

La impunidad y el silencio…

La pregunta que comienza a aflorar en una economía detonada, con casi un 50% de trabajadores en negro, sin aportes, el panorama es patético. No obstante, los populismos usan al estado hasta engordarlo y dejarlo con obesidad mórbida. Inmóvil y deficiente. Y los primeros que pagarán este desquicio económico de una nefasta concepción de lo que es gobernar, serán los jubilados y pensionados.

Números para mirar de reojo

En Argentina, la Seguridad Social paga prestaciones a más de 17,5 millones de personas, de los cuales, unos 8,8 millones son jubilados y pensionados, cuatro millones que perciben la Asignación Universal por Hijo y más de 5 millones que cobran asignaciones familiares, lo que representa casi el 20% de la población del país. El 50% cobra la mínima, cercana a los 20.000 pesos.

De los 8,8 millones de jubilados y pensionados, únicamente 3 millones hicieron los aportes exigidos, en edad y destino de su sueldo, según IDESA.

Esto nos refleja que «5 millones de jubilados y pensionados sin aportes o con aportes insuficientes obtuvieron el beneficio a través de pensiones no contributivas y moratorias (se sumaron al sistema en los 12 años del Gobierno de Néstor y Cristina Kirchner); en torno a 900.000 beneficiarios se jubilaron con algún régimen especial; y tan solo 3 millones de personas accedieron al beneficio encuadrados en las reglas fijadas para el régimen general».

Ser generoso con lo ajeno

Estos datos nos indican que aproximadamente un 10% obtuvo su beneficio por un régimen especial. Es decir, reglas previsionales más generosas que las generales. Pero, además, entre el resto de los jubilados y pensionados, la gran mayoría también obtuvo su beneficio sin cumplir con la totalidad de aportes que exige el régimen general. En conclusión, 2 de cada 3 jubilaciones y pensiones con diferentes parámetros.

Las jubilaciones se llevan el 40% del gasto público nacional, y sumado al resto de pensiones, representa el 60% del total.

El gobierno, tanto el de Néstor, CFK o Macri se hartaron de cambiar las reglas. Cada quien lo fue empeorando más tomando los últimos 15 años. Premiando a los que nunca hicieron aportes, o muchos adheridos a las moratorias…

Cada vez se vuelve más desesperante saber que de las arcas públicas no hay dinero para pagar jubilaciones y pensiones, más aún, todo depende de los billetes que se impriman ilegalmente. Lo reconocen los mismos funcionarios.  

En más de una ocasión se recurrió a pedir dinero al FMI. Recursos que en la actualidad no hemos podido devolver. Las cifras que se deben trepan a más de 350.000 millones de dólares.

Cuando se plantea repensar todo el gasto público, no todos tienen la misma visión sobre el sistema jubilatorio. En los últimos 15 años lo apedrearon de todos los perfiles ideológicos. La discusión es cómo se lo sigue financiando. Y, al menos en el actual perfil económico no se percibe salida alguna. Peor, ya no será la lucha porque la mínima y otras, crezcan de acuerdo a la inflación, sino que es previsible que en no demasiado tiempo más, ya no haya el modo de enfrentar el sustento de tantos millones de laburantes en sus últimos años de vida.

El uso y abuso de esos recursos fueron estremecedores. El sistema va camino a la agonía, será hasta que alguien nos anuncie que no se podrán pagar más las jubilaciones. Los números y la falacia del populismo ya nos pusieron al borde del abismo.

Lo que llegan de los impuestos y transferencias del Tesoro Nacional, más los aportes de las cajas, se irán diluyendo hacia una anemia terminal. La arquitectura de la realidad numérica así parece indicarlo.

Por el momento la demagogia de sostenerse en el poder nos arrincona contra el patíbulo.

Nunca importaron demasiados los viejos. Hoy, menos que nunca.

Fuente: Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES)

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