La importancia del descanso para mejorar nuestras defensas

Durante los últimos 30 años, más y más estudios han demostrado que el sueño y el sistema inmunológico están estrechamente relacionados, lo que confirma la sabiduría popular de que “el sueño ayuda a sanar”.

El sistema inmunológico es responsable de mantener la salud del cuerpo curando heridas, previniendo y combatiendo infecciones y protegiendo contra enfermedades crónicas.

La respuesta inmune, por ejemplo, causada por una infección, puede afectar el sueño, pero al mismo tiempo, el sueño fortalece el sistema inmunológico, influyendo en el tiempo de recuperación después de la enfermedad.

¿Cómo afecta el sueño al sistema inmunológico?

Un sueño adecuado y reparador permitirá que el sistema inmunológico funcione de manera óptima. En cambio, el sistema inmunológico sufrirá trastornos del sueño (como insomnio o apnea del sueño).

El sueño fortalece el sistema inmunológico

La interacción entre los componentes del sistema inmunológico durante el sueño refuerza su capacidad para recordar cómo reconocer y reaccionar ante los patógenos. No se sabe exactamente por qué ocurre este proceso mientras dormimos, pero se sabe que durante el sueño, la respiración y la actividad muscular se ralentizan, y la energía así ahorrada es utilizada por las células del sistema inmunológico. Además, dormir lo suficiente mejora el efecto de las vacunas.

Falta de sueño y efectos en el cerebro

Numerosos estudios han demostrado que la falta de sueño equivale a un consumo excesivo de alcohol cuando se trata de efectos nocivos para el cerebro y, además, afecta la salud mental.

El sueño suficiente, especialmente el sueño REM (movimiento ocular rápido), facilita el procesamiento de la información emocional por parte del cerebro, por lo que la falta de sueño puede afectar nuestro estado mental, con una relación bidireccional entre el sueño y la salud mental.

Esto significa que los problemas de sueño pueden ser tanto una causa como una consecuencia de los problemas de salud mental.

Otras complicaciones por la falta de sueño

A corto plazo, si no descansamos lo suficiente, estaremos somnolientos, tendremos dificultad para concentrarnos o tendremos problemas de memoria. Por otro lado, la privación crónica del sueño puede aumentar el riesgo de infecciones, así como diabetes, hipertensión arterial u otras enfermedades cardiovasculares.

De hecho, muchos estudios han demostrado que un sueño deficiente o inquieto promueve la inflamación, disminuye la sensibilidad a la insulina, aumenta los niveles de cortisol y promueve el aumento de peso.

La falta de sueño conduce a un aumento de los niveles de citocinas inflamatorias (como interleucina-6, interleucina-17 y TNF-α), y algunos estudios han demostrado que también puede afectar la barrera hematoencefálica, lo que puede contribuir a enfermedades neurodegenerativas como Enfermedad de Alzheimer o esclerosis múltiple.

¿Cuánto sueño necesitamos?

Los investigadores dicen que la mayoría de los adultos necesitan entre 7 y 9 horas de sueño cada noche, y los adolescentes y niños entre 8 y 11 horas.

Fuente: www.lavidalucida.com

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