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[Leyendas y fantasmas] El viejo Hospital Pasteur
Escribe: Prof. Luis Luján
Villa María, como tantas otras ciudades del interior cordobés, guarda celosamente las historias de un pasado que fue escrito con sudor, abnegación y coraje.
Seguramente que si alguien se propone a investigar y a escribir sobre las tantas historias que rezan sobre muchos de sus edificios emblemáticos podrá descubrir la riqueza histórica que acompaña el paso de los años, dejando grabado en sus muros las huellas que la modernidad jamás podrá borrar.
De pronto nos encontramos con documentos históricos increíbles que nos entregan admiración en virtud a grandes personalidades que hicieron su presencia en nuestra ciudad, caminaron nuestras calles y dejaron su impronta en la historia de comercios, locales, hoteles y viviendas villamarienses, y así esas edificaciones darán testimonio de su pasado y de su grandeza.
Pero también están esos otros edificios que tienen su propia historia y de la que nadie se atreve a comentar por temor a lo desconocido, a su pasado escrito con sangre, en donde ocurrieron eventos sobrenaturales de los que jamás pudieron encontrar un argumento sólido y racional para explicar lo que la misma razón se niega a comprender y, que con el paso agigantado del tiempo, fueron narrándose historias de relatos fantásticos que conformaron verdaderas leyendas urbanas que quedarán inmortalizadas en los anales del folclore autóctono de la ciudad.
Y uno de esos tantos edificios que guardan celosamente sus historias sobre eventos paranormales es el viejo Hospital Pasteur de la calle Mendoza, que fuese inaugurado el 6 de septiembre de 1923, y que funcionara como tal hasta diciembre del año 2014.
Si bien es común oír historias sobre fantasmas en clínicas y hospitales en donde fallecen muchas personas, en ese edificio son muchos y variados los relatos se narran sobre seres fantasmagóricos que deambulan en el viejo Hospital Pasteur.
Algunos recuerdan el caso acontecido en la década de 1940, cuando un paciente de sexo masculino dejó de existir en uno de los quirófanos, y luego fuese trasladado a la sala fuera del edificio principal que oficiaba de morgue.
Muchos de los presentes quedaron atónitos del susto cuando horas más tarde vieron al cadáver del fallecido caminar por los pasillos del hospital. Carlos Gagliano, exdirector de ese nosocomio, y también exconcejal de la ciudad, manifestó al respecto: “No fueron pocos los que salieron despavoridos”. Y agregó: “siempre sobrevolaron historias de ánimas, aparecidos y fantasmas en el viejo edificio”.
Lo cierto es que son muchos los relatos sobre hechos de esta naturaleza que sucedieron allí. Una enfermera, con más de treinta años de antigüedad en ese hospital, comentó que en varias ocasiones las enfermeras y otros empleados solían divisar en la sala de pediatría al fantasma de un niño de aproximadamente ocho años de edad que hacía su aparición en horario nocturno, y se desvanecía entre los muros de esa habitación.
Nadie ha podido identificar al menor, pero de vez en cuando solían reunirse algunas personas a rezar por el alma del niño que no podía descansar en paz.
También algunos médicos dieron testimonio sobre la rara presencia de una entidad sobrenatural, con aspecto de mujer, que solía aparecer en uno de los quirófanos y, ante la llegada de los profesionales, atravesaba la pared en dirección al patio y allí se desintegraba esa extraña figura.
Al principio solían temerle en virtud a que eso era totalmente tenebroso, pero con el paso del tiempo se acostumbraron a esa presencia y convivía entre ellos.
También algunos testigos aportaron información sobre otra entidad fantasmagórica que habitaba el predio del viejo hospital. Se trataba de la figura de una mujer de aproximadamente treinta años de edad que solían verla caminar por los tejados del edificio, siempre en horario nocturno.
Al parecer, el fantasma de la mujer vestiría un camisón blanco mientras deambulaba en las alturas. Cuando ese ente espiritual advertía la presencia de curiosos corría hacia uno de los extremos del tejado, el que daba hacia la esquina de la calle Mendoza y Porfidio Sepey, y se arrojaba al vacío desapareciendo súbitamente en la caída.
Cuando el hospital cerró sus puertas para trasladarse al nuevo edificio de la avenida Buchardo, algunos fantasmas decidieron quedarse en la vieja construcción. El predio, que ocupaba toda la manzana, era custodiado por policías uniformados para evitar saqueos y cualquier tipo de daño sobre la propiedad.
Lo curioso fue que los mismos efectivos policiales se negaban a ingresar en horario nocturno porque eran agredidos por algunas presencias invisibles. Según comentó un agente, cada vez que oían extraños ruidos en el interior del edificio ingresaban y presentían la presencia de entidades espirituales.
En mucha ocasiones, eran víctima de fenómenos paranormales que los golpeaban, les hacían volar sus gorras por aire, les gritaban o les murmuraban al oído en un idioma desconocido, a lo que un parasicólogo llegó a manifestar que se trataba de un claro ejemplo de fenómeno poltergeist, término que suele utilizarse coloquialmente para definir todos los acontecimientos violentos que suceden en un lugar supuestamente encantado, y que no se ajustan a la normalidad física.
Entre los fenómenos poltergeist, se incluyen, por lo general, ruidos inexplicables, movimientos de objetos inanimados, materialización, desaparición de comestibles, olores extraños y ataques físicos. La entidad imperceptible que genera estos hechos, según la parapsicología, suele ser un fantasma o entidad asociado a una persona muerta.
En el año 2015, mientras unos estudiantes del CENMA Villa Nueva estaban llevando a cabo una investigación de fenómenos paranormales con el propósito de llevar adelante un proyecto sobre leyendas urbanas, dos jóvenes ingresaron al abandonado edificio con la intención de registrar alguna actividad paranormal con una cámara filmadora.
Los aventureros manifestaron haber presenciado la figura de una sombra que se desplazaba de una galería hacia la otra, evento que no fue captado por la cámara, pero cuando se dispusieron a verificar la actividad registrada quedaron impávidos del asombro al escuchar los aterradores llantos y gritos que quedaron grabados, aunque ellos jamás lo percibieron durante esa travesía por los muros internos del viejo Hospital Pasteur.
En una noche de noviembre del año 2018, otra vez salió a la luz un hecho que relacionaba al viejo edifico con fenómenos paranormales. Se trata de una grabación realizada por dos jóvenes que se trasladaban en auto en plena tormenta, en momento en que la ciudad estaba completamente a oscuras.
Toda la edificación del viejo hospital estaba en reparaciones y de repente se pudo apreciar que las luces internas se prendían y se apagaban cuando no había electricidad en toda la ciudad debido a ese fenómeno meteorológico que estaba afectando a la región.
Si bien en la actualidad el Hospital Pasteur tiene un nuevo y flamante edificio, de varios pisos, algunos pacientes han dado testimonio de la presencia de un ser fantasmal que caminaría en horarios diurnos y nocturnos en la segunda planta del hospital.
Al consultarse este hecho con empleados del nosocomio para conocer los pormenores, los mismos se mandan a silencio, aunque nadie ha negado que ese hecho no esté ocurriendo en los espacios descriptos por los testigos del hecho paranormal.
Al parecer, el traslado del viejo hospital al nuevo edificio llevó consigo también a los fantasmas del pasado, o tal vez, serán otros entes fantasmagóricos que están necesitando comunicarse con los seres vivos para saldar alguna cuenta pendiente que se llevó a la otra dimensión del espíritu, intentando abrir un portal hacia el universo material en donde estamos todos involucrados.