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Mandhumorado… (Ajenos y propios)

Por Mand

Eso le puede pasar a cualquiera

La esposa  despierta al marido en la madrugada:
– ¡Eii, querido, se ha metido un hombre en nuestra cama y me ha hecho el amor!
– ¿Pedazo de desgraciada, por qué no gritaste antes?
– Porque creí que eras vos, pero cuando íbamos por la tercera vez empecé a dudarlo.


Lo salvó tenerlos en la garganta

Una noche llega el marido a la casa y encuentra a su mujer en la cama con un amante. El tipo se pone loco, saca una pistola y la mujer le grita:

– ¡No lo matés!
– Quédate tranquila, flaca reventada, acaso no sabés de mis cualidades con las armas. A éste para que no joda más a nadie en su vida le voy a meter un tiro en cada testículo. Así fue, efectuó los dos disparos y salió para entregarse a la policía.
Enseguida el hombre de los cuernos se separa de su mujer y se junta con otra. A los cuatro años, caminando por la calle, lo ve venir al amante de su ex esposa con dos niños en los brazos. El «pata de lana» cuando lo descubre piensa en rajar, pero el hombre lo tranquiliza tomándolo de un brazo.
– Tranquilo, hermano, no te voy a hacer nada. Al final me hiciste un favor, esa mina me tenía podrido, si no me metía los cuernos con vos era con otro. Ahora, pérdoname, te voy a hacer una pregunta, esos chicos son tus sobrinos ¿no?
-No, no. Son hijos míos -contestó el amante.
– Pará, pará. ¿Cómo puede ser?, yo soy campeón de tiro, no puedo haber errado y menos a esa distancia y te apunté a los testículos.
– Sí. Lo que pasa es que cuando vos me tiraste, yo ya tenía las bolas en la garganta.



Un amigo se encuentra con otro y le dice:

  • Loco, ni te cuento lo que me pasó esta mañana. Es increíble.
  • ¿Y qué te pasó?
  • Estaba en la esquina, al vicio, cuando llegó un minón bárbaro en su auto. Se paró a mi lado y me invitó a dar una vuelta. Fuimos a su casa, me llevó a su pieza, se desnudó y cuando estábamos en lo mejor cayó el marido. Me quedé frío. Enseguida me dijo que me pusiera a planchar y me dio un paquete de ropa.
  • ¿Y qué más pasó? -preguntó nervioso el amigo.
  • Cuando el marido me vio planchando, la mujer le dijo que yo estaba buscando trabajo y como ella tenía mucha ropa para planchar, me contrató. El hombre no quedó muy convencido y se me sentó al lado a ver si yo sabía planchar.
  • ¿Y entonces? -repreguntó-.
  • Después de dos horas planchando, cuando terminé y haciéndome el gil pude salir de la casa. La verdad que estoy vivo gracias a lo astuta que es la mina si no soy boleta…
  • Por curiosidad nomás, ¿dónde vive esa mina?
  • En el barrio Ameghino, cerca de la ruta pesada, la primera casa sobre mano izquierda entre las calles…
  • Me parecía, esa ropa que te hizo planchar a vos hoy, a mí me la hizo lavar ayer…

Humor inglés

El chiste es tan viejo como el hombre. A Nerón le contaron que una dama de la corte andaba diciendo que tenía 30 años y contestó: debe ser cierto, pues a mí hace viente años que me repite lo mismo.
El término humor en el medioevo alude a los cuatro temperamentos y en el Siglo XVI todavía significaba idiosincrasia. Es la época isabelina y en el Siglo XVII en Inglaterra, cuando Humour significa chiste, bufonada, burla y excentrecidades cómicas.
El sentido que hoy le damos a humor es innovación inglesa. Asimismo si hablamos de humoristas, con el significado actual, el primero es inglés: Laurence Sterne (1713-1768). Le siguen otros como James Boswel, extraordinario prosista, con su biografía de Samuel Johonson, y luego nada menos que The Pickwick Papers de Charles F. Dickens. En ese mismo Siglo XIX descolló William Makepeace Thackery. El 17 de junio de 1841 aparece el primer número de Puncho para divertir y pegar. Ya había comenzado el reinado de Victoria I, y la revista venía a reírse del orden establecido en la época victoriana, de la Iglesia y de la Corona.
El 20 de febrero de 1892 se estrenó el St. James Theatre de Londres El abanico de lady Windermere. El autor, Oscar Wilde, tuvo que salir diez veces a escena ante el reclamo insistente. Finalmente salió con un clavel verde en la solapa y un cigarrillo encendido. Dijo:
-Señoras… señores… No está bien fumar en vuestra presencia… pero tampoco está bien molestarme cuando fumo.
En 1881 fue a Estados Unidos a explicar su Aesthetic Philosophy.
-¿Algo qué declarar?, preguntó el empleado de la aduana.
-Sólo mi talento, contestó.
-Un editor le pidió que modificara un pasaje de El Retrato de Dorian Gray. Protestó:
–¿Quién soy yo para mutilar un clásico?
–¿Cuáles son en su opinión los cien mejores libros del mundo?, le preguntó curioso. Respondió.
–¿Cien?… No sé. Hasta ahora sólo he escrito cinco.
-También el anticonformista Bernard Shaw acostumbró al público inglés a ver criticadas todas sus instituciones por sus chistes, paradojas y excentricidades. Le preguntaron dónde yacen los hombres más felices y respondió que en los cementerios. Recordemos que cierta vez Mark Twain encontró albañiles trabajando en inquirió qué estaban haciendo.
-Una pared para cercar el cementerio, respondieron.
-¿Y para qué, si los que están adentro no pueden salir y los que están afuera no quieren entrar?
-En otra oportunidad Shaw mandó a su criado a pedir prestado un libro a su vecino de residencia, éste contestó con delicadeza que tenía por norma no dejar salir los textos de su biblioteca, que con mucho gusto lo invitaba a que viniese personalmente a consultarlo allí cuantas veces quisiera. Bernard Shaw asimiló el impacto y no fue. Al tiempo dicho vecino le mandó a pedir prestada la tundidora. El escritor contestó en un billete:
-Tengo por norma no dejar de salir la cortadora de césped de mi propiedad, pero con mucho gusto puede venir a utilizarla aquí cuantas veces quiera.

Arnaldo Pérez Wat

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