Messi, un hombre con corazón de fútbol: “Asperger”, el gen de los genios…

Escribe: Miguel Andreis

“Ni penas ni olvidos”

Argentina, en un sub realismo mágico, en la geografía menos futbolera del planeta, Qatar, alcanzó por tercera vez el campeonato mundial del más expandido y bello deporte: el fútbol.

El país descargó su llanto de locura pura e infartos que pegaron en el travesaño. Esa redonda de cuero, nuevamente, nos regaló un estado de embelesamiento y enajenación imposible de comparar.

Título que no tendrá “ni penas ni olvidos”. Si bien el triunfo le pertenecía a todo el equipo, bandada de talentos y brillos propios, sin dudas ese hombre bajo, de cuerpo algo enjuto, si hasta suena débil, para tanta transcendencia en competencias del más alto nivel, le puso la magia y el embrujo que solamente brota de las mentes sin límites en algunas esferas. No en todas.

Piernas de cometas…

Aunque por mucho tiempo se intentó ocultar que Lionel Messi expiaba el síndrome de Asperger, ahora, ya todo formará parte de la inalterable realidad. Sus piernas se convirtieron, desde el mismo momento de su nacimiento (hace 35 años) en dos varitas mágicas que adquieren dimensiones de habilidades infinitas y, que las mismas se trasfiguraron en sobrenaturales cometas que les hacen piruetas a las leyes de la gravedad.

Eso lo percibió rápidamente su abuela materna, Celia, en su amada Rosario. El pibe, escaso de estatura, estaba untado de divinidad. Claro, y algunas anormalidades, como se les decía. No crecía y su sociabilidad no sonaba a natural

Las dos manos con los índices apuntando a Celia que es el cielo

Imposible no observar que ante cada gol que se escapa de su galera, Lio, siempre, absolutamente siempre, levanta hacia el cielo, sus dos manos con los índices en punta como inextinguible agradecimiento a su abuela. Compañera sin concesiones.

Es ella quien riega la memoria de su hilo principal que lo conecta con el mundo que él no se atrevía a descarnar. Eso apenas durará unos años, los suficientes para que la influencia de la nona se perpetuara en él.

Ella fallece cuando el pibe estaba a punto de alcanzar los 12 años. Algo se resquebrajó en su particular arquitectura de afectos entre abuela y nieto. Cada domingo lo llevaba a la cancha, era la que discutía con el técnico cuando no lo ponía. Ambos eran uno solo.

La adorada abuela Celia, junto con Leo cuando tenía un año y medio y su mamá.

La que nunca dejó de insistir que, pese a su baja estatura, no declinará de disfrutar la pelota. Observado en el tiempo es como que todos los argentinos le estamos debiendo algo a la “abu”. La mujer que descubrió al genio, mucho antes que el crack alcanzara los podios verdes de grandes billetes.

(En el libro sobre Messi de Leonardo Faccio, cuenta que también su abuelo Eusebio, llevaba al nieto a jugar al club Grandoli cuando la otra abuela, no podía hacerlo)

Delimita por un lado y se vuelve exponencial por otro

El síndrome de Asperger, en ocasiones se lo asocia con otro similar, no igual en la sintomatología, como el “Trastorno de Bordelinde (límite de la personalidad abreviada (TLP), (“al borde de lo normal”), durante años fueron enmarcados en el autismo.

Que también tiene sus diferencias. Son definiciones de la ciencia que estudia la materia, que además varió sus concepciones a través del tiempo.

El Asperger marca a las personas como que poseen problemas de conectividad social; carecen de temores; se aferran, algunos de ellos, a lo que el dogmatismo especifica como “cobijo”, que puede ser una almohada, un juguete, un oso de peluche, una prenda de vestir, etc. Algo así como un fetiche de protección.

Messi de niño: de Rosario a Barcelona sin escalas.

Carecen de mala intención (difícilmente se vea a Messi tirándose al suelo haciendo tiempo o golpeando arteramente a un rival), el número de amistades es reducido, pero depositan en ellos toda su confianza; no los atraen los espacios multitudinarios, ruidosos o invasivos (después del partido final se pudo ver como Lionel se quedó con su esposa, hijos y más allegado a sus afectos íntimos, sentado, como alejado de todo festejo, disfrutando a su manera del histórico momento), no saben del enojo y mucho menos de la agresividad, pero pueden pasar días sin hablar si algo los molestó.

Su mundo, es lo más importante. En su mayoría aquellos con estas manifestaciones desarrollan su inteligencia al nivel de superlatividad alcanzando la magnitud de genios, eso se percibe en pocas y determinados estamentos como prácticas deportivas, técnicas, matemáticas, cibernéticas… ciencia o informática. Literatura, pintura, canto, etcétera.

 “Forrest Gump”, visibilizó la problemática

Vale recordar que fue precisamente una película la que puso en el escenario del conocimiento social, esta patología. Nos referimos al film “Forrest Gump”, que, en 1996, interpretada por el actor Tom Hank, se presentaba al mundo. Libro basado sobre un hecho real.

Un joven, indicaban los profesionales, con dos enfermedades pocos conocidas. Sentado en un parado de colectivo, Gump le relata la historia de su vida a quienes se sientan a su lado. En su niñez debió llevar unos aparatos ortopédicos en las piernas. Vivían con su madre en el campo. Allí alquilaban piezas. Se enamora perdidamente de una niña del lugar, Jenny.

Forrest se movía psicológicamente en un delgado espacio entre la normalidad y la anormalidad.  Denominados vulgarmente, por entonces, como “fronterizos”.  En él no habitaba la maldad, ni la envidia ni el odio. Jenny se convierte en la mejor amiga. Forrest descubre que es capaz, a pesar de sus extraños movimientos, correr muy velozmente. No cansarse. Su valentía despertó admiración. 

Forrest Gump, la película con Tom Hanks que visibilizó la condición.

Jamás fue consciente que los portadores como él no reconocen el peligro. Más tarde se sabrá que lo suyo era el síndrome de Asperger, también definido como el signo de la genialidad.

Jenny, su novia, de quien dependía casi de y en todo, lo había abandonado. Fue por entonces que, decepcionado y vacío salió a correr, a escaparse de sí mismo, como para descargar ansiedad y dolor.  Pero nada lo detenía.  La larguísima maratón dura de punta a punta de la costa. Meses de trote largo. No se cansaba. Despierta la curiosidad de los ciudadanos y grandes medios comunicacionales de EE.UU.  Miles de personas se amuchaban al costado de la ruta para vivarlo y saludarlo.  Regresa a su hogar, ya, con singular fama.

Sus respuestas a la prensa siempre tenían una vertiente en común: “jamás hablar mal de nadie, sonreír y mucho menos referirse enojoso a Jenny”.  Sorprendía su sonrisa y disposición empática sin fin.

El gol soñado

Es por eso que todos los fanáticos del astro en el Mundo, los 47 millones de argentinos y él, especialmente él, aguardaban con toda la ansiedad posible la copa mundial, el festejo y los dos dedos índices que, hasta estos momentos nunca había podido desplegar: la celebración de un gol propio en una final de una Copa del Mundo.

Ya aquello quedó como parte del pasado. El objetivo se logró. Varios de ellos con la estética de un Van Gogh.

Kun y el Fideo

Del mundo futbolístico, dos sobresalen con su amistad y permanente acercamiento, el Kun Agüero y el “Fideo” Di María. Lionel lloró y mucho cuando hace meses se enteró que el Kun ya no podría volver a jugar al fútbol. Su corazón no estaba en condiciones.

Junto con el Kun y Di María, compañeros y amigos inseparables.

El placer de hacer felices a los amigos

Faltaban pocos minutos para finalizar el primer tiempo (iban 36´), Lionel, de espaldas, en su propio campo, supo por dónde vendría la redonda, y sin voltear la cabeza, con tres dedos, se la entrega milimétricamente a otra revelación, al coloradito Alexis Mac Allister que, como saeta presurosa, corrió desenfrenado cruzando más de tres cuartos de campo de juego.

Los franceses apretaban el acelerador y no lo alcanzaban. Sobre la otra línea estaba el flaco Di María desbordando, como siempre, lo corrían todos, hasta el presidente Macrón, era la oportunidad del nieto del carbonero.

No necesitó demasiado para escuchar el inigualable sonido del cuero contra la red. El país fue toda euforia. Corrió en la búsqueda de su amigo, gritó hasta la disfonía e imitando a Lio, con dos, manos dibujó su fetiche en el aire. Era un corazón. No pudo frenar el llanto sobre la cabeza de Lionel. Había matado días y años de frustraciones.

El bajito le secó la mejilla como diciéndole “te quiero amigo”. Ambos, sí, ambos precisaban ese grito de desahogo.

Dos centímetros más que Diego…

Domingo.  Gran parte del planeta esperaba ansiosa la final del Mundial 2022, quizás uno de los campeonatos más oscuros que se realizara en la historia, por sus hechos de corrupción.  De los 22 integrantes- dirigentes de la FIFA que votaron por la localía de Qatar, 16 están en la cárcel y uno fallecido, Grondona.

Argentina – Francia. Messi- Mbappe. El fenómeno rosarino que tiene una altura de 17 centímetros menos que la media de los argentinos, transformó la historia. Quizás, por varias generaciones no se vuelva a ver en las canchas a un prodigio de esta naturaleza.

Los científicos y profesionales especializados vienen tratando a Lionel. Seguramente todo comenzó cuando la maestra de tercer grado en la Chicago Argentina, llamó a los padres del niño para indicarles que el mismo tenía algún problema cognitivo. Sus notas en la primaria, salvo algunas materias no fueron elevadas. La secundaria la formalizó en el instituto del Club Barcelona. No siempre los diagnósticos concordaban.

Héroes y dioses. Leo y Diego. Inmensos.

Lionel llevaba sobre sí otro no menor problema. La baja estatura. Sería España en donde se lo trataría durante más de cuatro años. Messi le había pedido al médico actuante que, con llegar a la estatura de Diego Maradona, su ídolo, se daba por satisfecho. El profesional se lo aseguró y, agrego, “tendrás dos centímetros más que Diego”. 

Desde ese momento, quien sería el más grande del mundo con una pelota en los pies, comprendió que todos los esfuerzos valían la pena. Nunca. Jamás se quejó por una sola inyección que se hundió en sus carnes, casi cotidianamente por varios años. Y tuvo dos centímetros más cerca del cielo que el mismo Diego.

“El médico Diego Schwarwstein responsable de su seguimiento en la búsqueda de altura le había prometido que sería más alto que Maradona. Su gran ídolo.  Su escasa altura de entonces era tan solo un problema. No el peor. El hermetismo no cedió”

Se dice que no es poco lo que se ha avanzado científicamente en el tratamiento del Asperger. Hubo años en que Lionel frente al peso de la presión, vomitaba en pleno campo de juego. Atenuaron la patología casi hasta hacerla desaparecer. Hubo liberaciones en aspectos disímiles. Se comenzó a hablar de este síndrome como “la semilla de la genialidad”.

Los once pasos y su impronta. Gloria o escarnio

Aguantó los inmerecidos insultos o descalificaciones que bajaban de la tribuna. No una vez, sino miles. Continuó.  El penal errado en Rusia se le volvió una pesadilla, un peso de toneladas para sus pies y un millón de arañas mordiéndole su cabeza.

No disfrutaba, padecía los encuentros, más jamás pidió no estar presente en lo que viniera. Nada, absolutamente nada, se podía comparar con lo que implicaba sobre su piel, calzarse la celeste y blanca.  Renacía en cada rincón como una remora del Ave Fénix.

No solamente periodistas deportivos lo fulminaron con el maltrato o el mismo destrato. Desde las tribunas también. Por décadas muy pocos conocían el padecimiento de La Pulga. Se lo escondía desde la misma institución de Barcelona -que jamás lo descuidó en la materia- y, parte de la familia. Demasiado millones de dólares en juego.

También eso es el fútbol. Es que el fanatismo en todos los órdenes es tan burdo como carente de dimensiones. El mal puede ser ilimitado y sin precios de cobertura. Como las emociones.

Su extraño mundo

Carece del sentido de poder, y casi no ejerce en él ninguna influencia el dinero.  Todo lo material es manejado por sus padres. No sería inteligente y mucho menos prudente que del mundo de los “extraños” negocios, de las transferencias y publicidades se conociera la absoluta verdad. El sistema así lo determina.  El promedio de nacimientos con trastornos de “Aberger” es de una persona entre 20 mil y, no todas, claro, llegan a ser Messi o Bill Gates.

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“Igualmente sigue llenando todas las fantasías de un jugador absolutamente distinto con la pelota en los pies. Para él todo el contacto con el mundo exterior es el fútbol lo demás no está instalado en su chip de valores…”

Fuente: Nami (National Alliance on Mental Illiness)

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No me imagino a alguien insultando a Forrest Gump cuando corría.  

Nuestra mirada social se parece mucho al fútbol. O en todo caso el fútbol se asimila a nuestra perspectiva de la cultura de un país. Messi no solamente merece el respeto por lo que es como persona; por su talento descomunal como jugador, como familia, su humildad, sino porque algo en su ser excepcional –aunque suene a una parábola de bofetada- poco importa que algo de él quedó al borde de…  Lo que definiríamos como normalidad.

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La Pulga, Diego Vallejos y una aventura por la “abu” Celia

La aventura más osada y tierna de Lionel Messi en su niñez: es el día que se escapó de su casa para visitar a su abuela en el cementerio, tal cuenta el periodista Federico Cristofanelli (desde Qatar) en una nota que pinta de cuerpo entero el valor de las vivencias del Pulga y su amigo Diego.

A los 10 años, el pequeño Leo realizó una travesía junto a un amigo porque extrañaba a una de las personas más importantes de su vida: su abuela materna Celia. Se habían escapado de la casa al cementerio para visitar a la abuela al poco tiempo de su fallecimiento, sí, a ella, la que frente a cada gol levanta sus pulgares hacia el cielo en un agradecimiento sin concesiones.

El día que Messi y su amigo escaparon…

Lionel Messi sentía admiración, devoción, debilidad por su abuela materna Celia. No por nada, hasta hoy, mantiene un ritual: se hace la señal de la cruz, se besa la mano y levanta sus brazos y dedos índices hacia el cielo para dedicarle sus goles como hizo a lo largo de toda su carrera profesional.

Ella había sido la primera que lo llevó a pelotear al Club Grandoli, donde dio sus primeros pasos como futbolista. “Ponelo que te va a salvar el partido”, le dijo prepotente la nona a Salvador Aparicio, entrenador de la Categoría 86 que se resistía a incluir en cancha al pequeño zurdo de 4 años por miedo a que lo lastimaran.

Con cualquier camiseta, Leo siempre se acuerda de su abuela Celia.

Tanta fue la insistencia, que el DT dio el brazo a torcer y la Pulga terminó convirtiendo dos goles. Contó el propio Messi que, tras el partido, su abuela miró al técnico de forma desafiante, sabiendo que su consejo había dado réditos. De carácter fuerte y apasionada por el fútbol, así era doña Celia.

Una pérdida irreparable

El Alzheimer privó a Leo de disfrutarla por mucho tiempo más. La madre de su mamá falleció en el año 1998, cuando él ya se había acoplado a las infantiles de Newell’s. Revoltoso como lo es hoy su hijo del medio Mateo, Lionel pergeñó su travesura más osada y tierna al mismo tiempo: se escapó de su casa para visitar a su abuela en un cementerio ubicado en una localidad cercana a Rosario.

Con apenas 10 años, Lío convenció a su mejor amigo de la infancia Diego Vallejos de que lo acompañara en colectivo a Villa Gobernador Gálvez, donde descansan los restos de su nona Celia. “Éramos dos cositas así (hace un ademán de señalar algo chico). Yo un poquito más alto y él un poquito más bajo. No salíamos de lo que eran las cuatro cuadras alrededor del barrio y, visitar a su abuela, implicaba irnos a otra ciudad, viajar unos 20 kilómetros”, reconstruye la historia en Infobae su amigo.

Para llegar al cementerio partiendo de la casa en la que vivía, debieron caminar durante 10 minutos y luego viajar en bus otros 20 hasta recorrer las últimas dos cuadras pendientes en Gálvez. “Iniciamos esto que era algo nuevo, una aventura”, rememora

Diego, clave para arribar al punto deseado ya que él tenía a un tío que vivía en la localidad aledaña a Rosario y fue la brújula de Lionel después de que se bajaran en una parada equivocada con el colectivo.

“Si bien íbamos jugando, pateando latitas y despreocupados de inseguridades ni nada, tardamos bastante. Eran otros tiempos, pero éramos dos niños pequeños que caminaban por la calle”, es la frase con la que toma consciencia de lo riesgosa que fue esa excursión.

La familia, un pilar. Antonella, su esposa, y sus hijos celebraron con el astro.

Los padres de la cuadra en la que vivían (Diego y Lionel eran vecinos a escasos metros de diferencia) solían salir a la vereda a gritar los nombres de sus hijos cada vez que debían volver a casa para hacer deberes para la escuela, comer o hacer algún mandado.

Pero ese día no hubo caso, los chicos no aparecieron por horas y se vivieron momentos de tensión. Hubo reprimendas, lógicamente, pese a la comprensión del caso y el lindo gesto que había tenido Leo con su abuela y Diego con su amigo.

“Tardamos muchísimo tiempo en volver. Cuando aparecimos, todos nos estaban buscando preocupadísimos. Yo estuve castigado un tiempo”.

Entre varias, esa es la anécdota preferida de Diego, amigo incondicional de Messi: “A la infancia uno siempre la recuerda, pero esa fue una experiencia un poco más arriesgada, más emocional. En su momento no lo veía de esa forma. Solamente íbamos y encarábamos a lo desconocido. Afectuosamente, el recuerdo con la abuela siempre lo tengo presente más allá de todas las cosas que hicimos”.

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Argentina campeón del mundo por tercera vez. Lionel levantó la Copa y miró a su familia. Allí estaba la bella Antonella Rocuzzo, madre de sus tres hijos y el amor sellado desde la niñez- mientras tanto las lágrimas de alegría de 47 millones despintaban los rostros de los millones de argentinos que como hormigas desorientadas mezclábamos la risa y el llanto.

Si bien varios fueron los propietarios de semejante mérito, las llaves de la historia estaban en la mano de un hombre que no sabe de temores, que lo material es secundario, que la humildad es una premisa que lo selló indeleblemente, pero, además, que sin quererlo ni buscarlo se convirtió en un genio con piel épica.

Simplemente Lionel Messi, el nombre de la pasión que emociona hasta el infinito.

Leé más:

Lista de famosos con síndrome de Asperger

– Albert Einstein

Una de las mentes más famosas de la historia. Su intelecto destaca por encima del resto. No habló con fluidez hasta los nueve años, sus notas no fueron brillantes y sus padres incluso consideraron que tenía cierto retraso mental.

– Charles Darwin

Charles Darwin, creador de la teoría evolucionista sufría el síndrome de Asperger, o por lo menos, así lo afirmaba Michael Fitzgerald, profesor del Trinity College de Irlanda.

– Nikola Tesla

El conocido ingeniero era famoso, además de por sus revolucionarios inventos, por sus fobias. Asimismo, sus repentinos cambios de humor le delataban.

– Andy Warhol

Director y artista plástico influenciador del pop art, Andy Warhol podría haber sufrido el síndrome de Asperger.

Isaac Newton

El famoso físico mostraba síntomas de sufrir el síndrome de Asperger. El círculo social de Newton ya afirmaba que le costaba salir y relacionarse. No solía recibir a las visitas y muchos menos llevarlas a cabo él.

Einstein, uno de los genios de la humanidad.

– Susan Boyle

La famosa cantante Susan Boyle supone uno de los casos más claros de este síndrome. Cuando la gente comenzaba a sospechar de sus síntomas debido a su extraño comportamiento, Susan lo confirmó en público para silenciar los rumores.

 Steven Spielberg

Al famoso cineasta le costaba relacionarse con sus amigos durante la infancia. Spielberg prefería pasar el tiempo jugando con sus juguetes e inventando historias.

Bill Gates

Aunque resulte difícil de creer, uno de los hombres más rico del mundo y cofundador de Microsoft parece ser que sufre algún grado del síndrome de Asperger.

– Woody Allen

Por todos es sabido que Woody Allen es un obsesivo compulsivo. El excéntrico director necesita tomarse la temperatura cada dos horas y le gusta dormir con los zapatos puestos…

Syd Barrett

El fundador cantante y guitarrista de Pink Floyd no solía hablar en público. Su voz de líder quedaba relegada a un segundo plano por otros formantes del grupo.

Lionel Messi

Uno de los mejores futbolistas de la historia presenta síntomas del síndrome de Asperger… No importó demasiado. Campeonamos mundialmente.

Aquella generación que ya pasamos los sesenta, deberíamos decir: “gracias a la vida”, pudimos disfrutar el mundial de 1978 con Mario Kempes y Fillol; el Diego Maradona en México de 1986 y el de Qatar 2022 con la exponencial magia de la pulga Messi … Difícil repetir tanto talento en tan pocos años. Simplemente, gracias a la vida, como dice Mercedes…

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