Próceres devaluados: la historia trágica de la moneda argentina

En los últimos 210 años de historia, Argentina modificó 5 veces su moneda. La última fue hace treinta años con la Convertibilidad. 

Escribe: Julio César Nieto

La semana de mayo de 1810 significó para la historia del país un cambio institucional. De allí, se suele saltar como fecha de fuste a 1816 con la Declaración de la Independencia, pero se deja de lado un año importantísimo: 1813. 

En 1813, Argentina (Provincias Unidas en aquel entonces) inaugura su identidad nacional. La Asamblea de aquel año aprobó los cuatro símbolos patrios: himno, escudo, bandera y escarapela. 

Pero el 13 de abril de 1813, la Asamblea, además, ordenó a la Casa de la Moneda de Potosí acuñar una moneda con la leyenda: “Provincias del Río de la Plata” y, en el reverso, “en unión y libertad”. Allí se puede dejar por sentado el inicio de nuestra historia monetaria. 

Ahora, la situación política y territorial no permitió una única moneda hasta después de 1880. El proceso independentista de más de medio siglo, que implicó la constitución de un Estado-Nación recién toma forma con el final de las guerras civiles en 1880 con la federalización de Buenos Aires. 

Trece ceros

La asunción de Roca inaugura la Argentina moderna, y la unificación definitiva que conocemos hasta hoy. Además de la creación del ejército nacional y una ley de educación pública, se estableció por ley una moneda para todo el territorio nacional. 

El 5 de noviembre de 1881 mediante la Ley 1.130, se crea el Peso Moneda Nacional. Junto a ella se crea además la Casa de la Moneda, encargada de emitir una moneda común para todo el territorio nacional, dejando atrás las cuasi monedas y divisas provinciales existentes hasta aquel entonces. 

Desde entonces, de 1881 a la fecha, a nuestra moneda le fueron extirpados trece ceros. 

Así, $1 actual, apenas permite adquirir menos 1 centavo de dólar, o $10.000.000.000.000 (10 billones). 

El billete de mayor valor nominal: un millón de pesos ley 18.188.

¿Qué pasó?

La tragedia monetaria argentina trae consigo la obsesión del político de turno en gastar más de lo que ingresa. El Estado argentino, como cualquier otro, se sostiene de tres formas: impuestos, deuda y emisión monetaria.

Este último, tomará impulso desde la segunda mitad del siglo XX, porque si bien la Casa de la Moneda no tenía las funciones competentes que hoy conocemos, se condicionará con la creación del Banco Central en 1935.

Previo a ello, existía la Caja de Conversión, creada en 1897, tras la primera gran crisis monetaria que vivió nuestro país en 1890, que le costó la presidencia a Miguel Juárez Celman.

Desde entonces, la política monetaria y fiscal se mantuvo en equilibrio y logró esa epopeya argentina de la denominada Generación del 80, que durará hasta la crisis de 1929/30. 

La imagen de algunos próceres desaparecieron junto con los billetes.

El Crack Financiero de 1929/30, donde la Argentina no estuvo ajena debido a su vinculación con el mundo, obligó a importantes cambios durante la década del 30’.

Al margen de su cuestionamiento político (“Década Infame”), los años treinta fueron los años de las instituciones. Entre ellas, la creación del Banco Central de la República Argentina (BCRA), el cual hasta la asunción de Perón en 1946 funcionó como una entidad mixta. 

La inflación

A partir de 1946 en adelante, peronistas, militares y radicales iniciaron en el país un proceso que hasta entonces desconocía: la inflación. 

La inflación, entendida como la pérdida del poder adquisitivo del dinero o la moneda, presenta síntomas multicausales; pero su principal causa es la emisión desenfrenada de dinero. 

La obsesión por emitir, llevo a qué nuestro país perdiera con el paso del tiempo el poder de su dinero. 

De esos 13 ceros que el peso perdió desde 1881 a la fecha, 10 ceros fueron tachados desde 1983. 

En junio de 1983 se restaron cuatro ceros (peso argentino), en junio de 1985 tres ceros (austral) y en 1991 cuatro ceros. 

El Austral, un símbolo de la hiperinflación.

Hoy, en el tope de las encuestas el principal problema junto a la corrupción y la inseguridad, aparece la inflación. Este fenómeno es un detonante para todos los demás inconvenientes, porque condena a la pobreza, desalienta inversiones y destina la confianza, llevando al ahorrista o inversor inclinarse por otra divisa (como lo es el dólar). 

El dólar se deprecia en el mundo, pero en Argentina ocurre el efecto inverso debido a que el argentino promedio ya no confía en el peso. Y no sólo en el peso, sino también en sus instituciones monetarias y los dirigentes que la manejan. 

Desde 1881 a la fecha haber cambiado 5 veces el signo monetario nos llama a preguntarnos: 

¿A cuánto estamos de la sexta?

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