[Historias] ¡El temor que silba en el pecho!

Escribe: Miguel Andreis

Octubre. Miércoles 22. Íbamos hacia el centro por la 25 de Mayo. Me pareció conocer ese caminar. La luz roja del semáforo que nos frenaba, a él le permitía avanzar. Llevaba una gorra enorme. Demasiada. Pantalón oscuro y un saco de codos aceitados. Se movilizaba como como corriendo sin correr. Giró la cabeza y observó el automóvil, nos reconoció.

En el brazo una canasta de mimbre con varias varillas de pan, envueltas en papel film. Giró nuevamente para confirmar si su sospecha era cierta, levantó los hombros como escondiendo el rostro. La duda de instantes, también se me disipó. 

Imposible no reconocerlo. Era él. Cientos de mañanas acercándonos el cortado o el café corto. Algo me perturbó. Seguramente más a él. Mozo de oficio. El bar, estaba cerrado desde hacía más de dos meses y medio. Se habían salvado en la pandemia. Ahora ya no pudieron resistir el aumento del alquiler, más todos los otros incrementos. Menos los sueldos.

Le gustaba chicanearnos con el triunfo de Milei. No sólo que lo había votado, sino que, además, su descreimiento de la clase política lo convencía de que estábamos frente al nuevo Mesías.

Con él fueron cinco los compañeros que se quedaron sin laburo, más el propietario. Sin indemnización y resbalándose del sistema en caída libre. Condenados a la incertidumbre sin horarios. Perplejidad de tiempo completo. Supuse que se trataba de pan con chicharrón. No estaba seguro que fuese él. 

Algo me hizo ruido entre las vísceras. Quiso la casualidad que un día después, lo encontrara tocando timbre en una casa de la calle Tucumán al 1000. Afortunadamente no me vio. En una ocasión nos había contado que tenía cinco hijos, uno de ellos casado, con un bebé, y vivían con ellos. Morocho de cabello corto. Siempre amable. Frecuentemente se la rebuscaba los fines de semana con la bandeja, en grandes fiestas. No le escapaba al trabajo.

Sábado 25. Estoy repasando algunos informes económicos. Desde el poder bajan cifras y números que no tienen absolutamente nada que ver con la realidad. La falacia informacional oficial es preocupante.

Mañana elecciones. Hace tiempo que he dejado de creer en este sistema democrático representativo. Pasó a ser un artificio donde intenta hacernos creer estar frente a un poder ciudadano que elegimos a nuestros representantes. Y nos abruman con frases de una Constitución que es imperioso reformar.

Ya no es saludable sostener las letras en papel que allí se nos “melonea”: “El pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes…”. Mentira cruel si las hay. El pasar por las urnas es tan solo una parodia para validar los candidatos que, en una mesa chica, antes, muy pocos “dirigentes” eligieron de acuerdo a sus intereses. La ciudadanía no conoce ni al cinco por ciento de los que aparecen en las boletas. Comedia trágica que no cuestionamos.

Los 22 aviones que llegaron del exterior con el establishment del mundo

Leo un informe sobre la llegada de 22 aviones privados del exterior, cada uno de ellos con uno o dos integrantes del establishment mundial. Solo una nave con siete pasajeros. Eso no había ocurrido antes. ¿A qué vienen?

En esa porción de aeronaves arribaron un pequeño grupúsculo del poder omnímodo y voraz de las potencias, tanto de EEUU como chinas, ávidas de territorios y riquezas. 

Grandes poderes que dominan el mundo oficiando la pelea de fondo en nuestro territorio. Ya ni sé si sigue siendo nuestro.  Siento que Milei y sus seguidores ofician de anfitriones, imitando metafóricamente lo que piensan hacer con Argentina, aquel hecho histórico de dominación imperial cuando a uno de los líderes de la resistencia de los pueblos originarios, Andrés Tupac Amarú, donde los hombres del imperio español ataron a aquel caballo en cada una de sus extremidades, hasta descuartizarlo. Un simbolismo de perversidad infinita.

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No es lo mismo una bandeja que una canasta. Supongo que ese pensamiento debe golpetear el cerebro de aquel mozo y el miedo se nos transforma una piel de iguana sobre la nuestra.

Posiblemente el hombre de la canasta mañana siga poniendo un papel de confianza llamado voto a Milei. Tal vez este domingo 26 sea el último eslabón de una parodia de sucesivos gobernantes que no hicieron otra cosa que destruir país en todos sus órdenes. 

Hoy estamos frente a la mayor falta de credibilidad histórica hacia nuestros gobernantes. Sin excepciones.

Millones de canastas

La imagen del ahora vendedor de pan callejero, me pareció un adelanto del futuro, un mañana que espanta el sueño. Una tierra condenada por quienes gobiernan y la indiferencia de un pueblo que se volvió daltónico e hipoacúsico.

La misma tierra donde millones de bichitos invisibles a los ojos, les fue funcional a un poder que corre enceguecido en el desafío de lograr un nuevo “reino”, donde la exclusión, la marginalidad y la pobreza, nos equipare de a poco. 

Sospechar cómo será la patria que viene, debería ser una obligación de todos. Posiblemente nos encontremos con muchas canastas esperándonos. No puedo evitar un escozor de solo pensar que eso, indefectiblemente, sea nuestro futuro… ya no es desconfianza o incertidumbre… emerge de las primeras respiraciones silbantes, esa de los estertores que le dan paso al temor irracional y, donde 22 aviones cuyos tripulantes esperan lapiceras en manos, según lo que dictaminen las urnas, en donde firmar para llevarse un trozo de nuestro potencial de lo que queda de capital, no digo de historia, porque parece, que ya nada nos importa de la misma.

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