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[Opinión] La educación en Argentina: Algo hay que hacer
“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. (Nelson Mandela)
Escribe: Cristina Pablos
En Japón, una isla con casi nulos recursos naturales, el gobierno, de manera inteligente, apostó a la educación. Primaria y secundaria son obligatorias y gratuitas. El modelo educativo nipón se ha convertido en paradigma en educación de alta calidad, por lo cual lidera, año tras año, el ranking de las pruebas PISA.
Tienen examen de ingreso a la universidad; predominan las asignaturas que destacan valores y basan el éxito en el esfuerzo. Los alumnos limpian el aula al finalizar las clases y colaboran en el reparto de la comida. Los estudiantes de los primeros años respetan a los de cursos superiores.
Vengamos a Argentina, donde también la educación es gratuita y obligatoria. Menem, durante su presidencia, pasó la educación a las provincias, pero sin el presupuesto, cada una hizo lo que pudo. El presupuesto 2022 para educación prevé una reducción de $34 mil millones, un 61 % menos que en 2021.

Hace 9 años estábamos 9° en rendimiento educativo y hace 30, segundos. ¿Qué pasó en el medio? Ningún gobierno se hace cargo del deterioro educativo.
Pero sí se tomaron algunas medidas, de acuerdo con los gremios: 1) los números 1, 2, y 3 no se pueden usar para calificar porque “estigmatizan”, 2) si un alumno abandona los estudios, por ejemplo, en segundo grado y retorna a la escuela a los 12 años de edad, hay que insertarlo en el grado correspondiente a esa edad, es decir quinto o sextoto, sin importar lo que no sepa de los grados intermedios, 3) no se califica más con notas. Se usan las palabras Logrado, No logrado; 4) se abolieron las amonestaciones en el secundario y 5) está permitido el lenguaje inclusivo.
Durante la cuarentena eterna, las escuelas estuvieron cerradas un año y medio y en las universidades nunca volvió la presencialidad. Un millón y medio de chicos abandonó los estudios que no piensa retomar.
En las pruebas de la UNESCO de este año para tercero y sexto grados tuvimos los peores resultados de los últimos 10 años.
La época en que nuestros padres o nuestros abuelos llegaron al país, sin un peso, sólo con ganas de trabajar y progresar para que sus hijos asistieran a la universidad (M’hijo, el doctor), así, crearon la clase media argentina, hoy en peligro de extinción.
Propongo que, a las evaluaciones, se someta también a los funcionarios, así no tendríamos una candidata a diputada que dice “supido” o un gobernador de la provincia de Bs. As. que dice “haiga” y “jóvenes y jóvenas” o un presidente que dice “albañilas”, o funcionarios de Sanidad que no saben si Cabo Verde queda en Asia o en África, ni tampoco a una funcionaria como Victoria Donda que gastó $340 millones para ir a Ginebra a hablar delante de 7 personas, para decir nada ni saber inglés.
Angela Merkel dice que “los ignorantes le cuestan mucho al Estado” y bien, la palabra argentino lleva las mismas letras que la palabra ignorante, sólo una curiosidad.
Urge una decisión en políticas educativas que eleve el nivel de nuestra educación. La educación y el conocimiento serán fundamentales para sacar al país adelante.
Entiéndanlo, gobernantes.