Alain Delon y su amistad con Monzón: Juntos, en el lujo de París como en la cárcel en Santa Fe

Compartieron fama, caro champán y bellas mujeres. Conocieron la gloria, a pesar de no haber nacido en cunas de oro. Y se abrazaron como amigos tanto en la ciudad luz de París como en la oscuridad de una cárcel en Santa Fe. Delon y Monzón, una amistad más allá del paso del tiempo y las distancias.

Carlos Monzón y Alain Delon tuvieron muchas cosas en común: orígenes con carencias e infancias difíciles; duras adolescencias; debieron pelearla a diario y sin descanso para ser alguien en la vida y, merced a estos esfuerzos, terminarían alcanzando la fama e infinita consideración popular en el mundo del cine y del boxeo.

A uno –nacido en Francia– lo consideraron el hombre más bello del mundo, una afirmación prácticamente irrebatible, ya que tenía una «pinta» de aquellas.

El otro –que vino al mundo en la Argentina–, es reconocido como el más grande púgil profesional del país, y uno de más respetados en la historia de este deporte.

Y, a partir de que sus vidas se cruzaron, cultivaron una sólida y profunda amistad, que fue ahondándose y no mostró dobleces, porque fue genuina y desinteresada.

Lo demostraron en las buenas (como, entre otras, las fastuosas e interminables noches del Lido de París o en los nightclubs más selectos de Europa, ya que ambos –a su modo– fueron galanes que despertaron un enorme atractivo en las mujeres), y también en las malas (por caso, cuando uno terminó en prisión, el otro ¡cruzó el Atlántico! para visitarlo).

A partir de 1972, Delon fue un fiel seguidor de las peleas de Escopeta, especialmente en Europa. Luego de cada pelea, el actor siempre se acercó a felicitar y saludar al rey indiscutido de los 72,574 kilos, con el que desde el vamos los unió una profunda química y del cual, a lo largo de los años, se convertiría en un confeso admirador.

Y ambos, que alcanzaron el rango de leyenda –y dejaron, tanto en la pantalla grande como en los rings de todo el mundo, un legado que será imborrable–, murieron un domingo: uno, Carlos Monzón, el 8 de enero de 1995, a los 52 años y, el otro, Alain Delon, en la madrugada del 18 de agosto reciente, a los 88.

El vínculo nació con el boxeo

A partir de 1972, Delon fue un fiel seguidor de las peleas de Monzón, especialmente en Europa.

Delon fue el promotor del combate de Monzón ante el cubano-mexicano José Ángel Nápoles, que se disputó en la Ville de Puteaux, Hauts-de-Siene, en los suburbios de París, el sábado 9 de febrero de 1974.

Delon lo colmó de atenciones durante su estadía en la Ciudad Luz –en la que se alojó en el hotel Meridien–, las que incluyeron recibirlo en el aeropuerto Charles de Gaulle cuando el monarca arribó al mismo, puso un Cadillac con su respectivo chofer a su disposición, le dio una amplia difusión al combate y, la conferencia de prensa previa a la pelea –en la estuvo sentado junto al santafesino–, fue transmitida en directo a través de varias cadenas televisivas francesas. Y, para el siguiente combate, estrecharía aún más el vínculo: el actor (y también empresario) organizaría su siguiente defensa.

Los festejos por las victorias se realizaban en el famoso Lido de París, donde ambos siempre tenían sus mesas reservadas.

En septiembre de 1977, Monzón fue elegido por los Sastres Unidos de París como el Hombre mejor vestido del año.

Al entregarle tan alta distinción en la capital francesa –con Bastón de la Elegancia incluido–, el titular de dicha entidad, Pierre Patelin (quien también había recibido el firme y decisivo aval de Delon para otorgárselo), dijo: “Monzón, nuestra idea es que usted no se compre ropa por los próximos cuatro años. Por eso le regalamos 16 trajes, uno por cada estación de los cuatro años venideros”.

Dos estrellas

Monzón recibía invitaciones de todo el mundo, ya que su sola presencia garantizaba el éxito de la velada o evento que se tratara.

Por caso y, acompañado por Susana Giménez, había viajado a Francia para el estreno de La Mary, donde Alain Delon ofició de anfitrión –hasta les envió una limusina a esperarlos al aeropuerto– y a quien los productores de la película le habían pedido su apoyo para promocionar la misma.

En 1977 se estrenarían en Italia dos filmes que Carlos protagonizó: El Macho, un western donde su voz fue doblada al inglés y donde también actuaron Susana Giménez y la actriz local Melisa Longo, y La cuenta está saldada, dirigida por Stelvio Massi, con quien también había actuado Nino Benvenuti.

Cuando Delon visitó Santa Fe

El lunes 3 de julio de 1989, Monzón fue condenado a 11 años de prisión por homicidio simple en perjuicio de su última esposa, la uruguaya Alicia Muñiz, quien había muerto en Mar del Plata el 14 de febrero de 1988.

Pasó los primeros años de su condena en la Unidad Penal Nº 13 del Servicio Penitenciario Bonaerense, la cárcel de Batán –donde estaba detenido desde el día del fallecimiento de su mujer–, a 12 kilómetros del centro de Mar del Plata.

Luego fue trasladado a la Unidad Penitenciaria Nº 16, sita en Junín y, el 23 de diciembre de 1992, recaló en la Unidad Penitenciaria Nº 2 de Las Flores.

Entre otros, recibió las visitas –que revolucionaron no solo el lugar donde se encontraba, sino a la ciudad– del actor Mickey Rourke, quien le confesó que, junto con Muhammad Ali, era su ídolo.

Y, por supuesto, la de Alain Delon, quien dio el presente el miércoles 4 de agosto de 1993 (le entregó una carta personal del por entonces presidente de la Nación, Carlos Saúl Menem), mientras que el estadounidense lo había hecho cuatro días antes: el sábado 31 de julio.

Tras visitarlo, ambos se presentaron en el programa televisivo que conducía la ex pareja de Carlos: Susana Giménez. Los dos ensayaron una encendida defensa y, Rourke, exhibió ante ella un cabezal con la inscripción “Monzón” en la frente y, mirándola fijamente primero a ella y, luego, a las cámaras, tiró: “Don’t forget him” (“No se olviden de él”).

Por su parte, Delon –que también visitó al entonces gobernador, Carlos Alberto Reutemann– reveló su deseo de que, una vez que Monzón recuperara su libertad, aspiraba a recorrer con él varios países de Europa.

“Nos abrazamos muy fuerte, y ambos lloramos. Compartimos un café, y hablamos largamente. Espero reencontrarme con él cuando salga (de la cárcel) y será mi huésped en mi hogar en Francia”, contó Alain, quien también conoció a otro incondicional amigo del alma de Monzón: Agustín Carlos Chiquito Uleriche.

“Los dos vinimos de abajo, los dos fuimos muy pobres, y los dos llegamos a ser estrellas. Y él siempre fue un gran amigo para mí. Por eso estoy acá, porque en las buenas es fácil tener compañía, pero a la gente se la conoce en los malos momentos”, señalaría Delon al abandonar el penal.

Y, cuando Monzón falleció el 8 de enero de 1995, sintetizó su profundo dolor por la pérdida de su gran amigo con una frase que tampoco se olvidará: “Se murió mi hermano”.

Fuente: Aires de Santa Fe

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