[Argentinadas] A puro pico y pala: Qué me van a hablar de unión

Escribe: Raquel Baratelli

Cavemos, chicos, cavemos más hondo, a ver hasta dónde aguantamos… tanto sentenciar lo que está bien, lo que está mal, tanto sembrar miedo y desconfianza por el que pudiera ocupar el sillón de Rivadavia por los próximos cuatro años, tanto tirar de la soga de la política hasta dejarla deshilachada, vociferando por la defensa de la república y los valores democráticos, y acá estamos, tras el resultado de la primera vuelta, otra vez tirándonos de los pelos.

Los resultados de los comicios, adversos para unos, no tanto para otros, han enturbiado más la cosa. La amargura y el odio, alimentados por los propios dirigentes en los últimos años, se han apoderado de gran parte de la población, la frustración e impotencia, de otros, mientras que entre los semiganadores las ansias de festejar quedaron en stand by hasta próximo aviso.

Entre tanto, los muchachos de la política andan rearmando sus filas, factura va factura viene, repartiendo ministerios y algún que otro carguito por ahí, trocando apoyo por favor en el eterno ejercicio del “vamo y vamo” al que están acostumbrados.

La amargura y el odio, alimentados por los propios dirigentes en los últimos años, se han apoderado de gran parte de la población…

En este escenario en el que los” ismos” no van más y los ideales políticos se fueron por el caño de la ambición, cuando las ansias de ganar la pulseada son más fuertes que el interés por el bien común, dale cavar y cavar, la grieta va tomando cada vez más profundidad.

Hoy, a 40 años de la recuperación de la democracia, a días de un balotaje en el que se determinará quién presidirá la nación a partir del diez de diciembre,  parece que asistimos a un cambio fundamental de las reglas de juego democrático, ya no hay “partidos” que disputan elecciones sino “espacios políticos”, surgidos del desgrane de coaliciones anteriores, que intentan eliminar al contrincante y sus secuaces; la voluntad de los electores se pone en tela de juicio, menospreciando su capacidad de discernimiento; el voto cantado es un clásico entre los dirigentes que andan zigzagueando de un lado al otro, coqueteando al mejor postor.

Los valores democráticos vienen de capa caída, viejo, sin embargo, a pesar de los pesares y de la política vapuleada por los políticos, entre reivindicaciones de las prácticas aberrantes del pasado y anuncios del apocalipsis que vendrá, más allá de los personalismos y los vaivenes  de sus actores, más acá del encarnizamiento de la campaña,  dejando los picos a un costado, los ciudadanos electores seguimos acudiendo a las urnas para elegir a nuestros representantes con la más firme convicción de que “Con la democracia se come, se educa y se cura…”.

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