[Argentinadas] Según pasan los años: Envejecimiento y otras negaciones

Escribe: Raquel Baratelli

Así somos, viejo, ayer con tus imbatibles veinte añitos de cuerpo firme y alma limpia, ávido de aventuras y con todo un futuro por delante; hoy, con tus varios más de cincuenta, sintiéndote de veinte, aunque con una figura un tanto caída, el alma medio maltrecha, recordando aventuras vividas, por suerte varias, que recurrentemente se te cuelan en la boca en cada conversación, ávido de tener un futuro por delante.  

En esta vida citadina, moderna y vertiginosamente veloz, los años van pasando, cada vez más rápido, dejando facturas que, aunque te empeñes en rechazar, siguen corriendo con intereses.

Podés matarte con ejercicio físico, teñir canas y rellenar arrugas, vestirte como un pendex, hasta adoptar el léxico propio de la juventud del momento, pero nada te va a devolver “ni ahí” los, no digamos veinte, los tan apreciados cuarenta.

Tenés la edad que tenés, seas niño, joven, maduro, viejo o reviejo, el tiempo pasa por todos los seres vivos dejando marcas de desgaste, hay que aceptarlo, viejo

Mal que te pese, el cuerpito, la postura, la forma de hablar e incluso de pensar, delatan tu edad. Dale masa a los abdominales, corré todo lo que quieras, pero bajá tus expectativas de renovar la tabla abdominal, transformada ya en ese conjunto de flota flota que hoy lucís; tampoco volverá la firmeza perdida a tus glúteos y pectorales.

Gastar lo que se te cante en cremas y ungüentos que borren las expresiones de tu caripela, hacer todas las dietas que ofrece el mercado, practicar todos los planes de ejercicios que aconsejan las redes para tu edad, indefectiblemente si es la estética lo que perseguís, desembocarán en fracaso.

Tenés la edad que tenés, seas niño, joven, maduro, viejo o reviejo, el tiempo pasa por todos los seres vivos dejando marcas de desgaste, hay que aceptarlo, viejo.

Basta de evitar los espejos, de deprimirte con el paso de los años, de mentir la edad de todas las formas posibles; dejá de esconder rollos bajo la moda over- size y disimular carnes flojas tras chupines que te cortan la circulación.

Se feliz, ya pasó la época de juzgar a las personas por su aspecto, y bienvenido sea.

Entonces, qué hacés malgastando tu neurona no gustando de vos mismo, ‘tá bien, ya no estás en la flor de la juventud, la belleza física te esquiva, pero quién te quita lo bailado…

Hay que recordar lo que fuimos con alegría, disfrutar de lo que somos hoy, con voluntad, cultivando la autoestima y la riqueza de espíritu para no olvidarnos de quiénes somos.

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