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[Desde Adentro] Eduardo “Tati” Rodríguez: “Accastello me manifestó que, si es intendente, le gustaría que forme parte de su equipo”
Eduardo “Tati” Rodríguez (51), es abogado hace 25 años, secretario de Gobierno, Seguridad Ciudadana y Asuntos Legales y preside del Tribunal de Disciplina de la Liga Villamariense de Fútbol.
Hijo de padre abogado y madre docente. Casado con Lara, padre de María Emilia (21), Santiago, (18) y Juan Manuel (15). Hincha fanático de Racing Club, le gusta estudiar, la pesca, la naturaleza, tocar la guitarra y el mate lo acompaña a toda hora del día.
Es la tarde y el trabajo sigue en el comedor de su casa. Carga agua en el termo y agarra uno de sus mates más especiales (regalo de veteranos de Malvinas). Responde unos mensajes, envía unos mails pendientes, cruza algunos chistes con su hija y se dispone para contar parte de la historia de su vida.
Entrevista: Carolina Durand
Tres palabras que te definan
Familiero, creyente (creo en Dios y en la gente) y pasional en todo lo que hago en mi vida.
¿Cómo nace tu amor por Racing? ¿Tus hijos tuvieron opción de elegir otro cuadro de futbol?
No es fácil explicar este sentimiento. Mi abuelo materno era fanático de Racing, mi abuelo paterno jugó en Independiente. Toda la familia Rodríguez (paterna) es de Independiente y toda la familia Méndez es de Racing, pero, mi papá era de Racing y yo, al ser el primer nieto en mi familia materna, compartí más cosas con ellos y me incliné hacia el Club de mis Amores.
Mis hijos tenían la libertad, pero, los regalos eran siempre de Racing y actualmente, son más fanáticos que yo y se enojan cuando no podemos ir a la cancha. En el 98/99 formamos la Peña de la Gloriosa Academia, mi papá era el presidente, participó mi abuelo, el abuelo de mi señora y un grupo humano hermoso
¿Qué es lo que más disfrutás en la cancha? ¿Actualmente jugás al fútbol?
Ser parte de lo más grande, que es la hinchada. Estamos atentos a la tribuna, a las banderas nuevas, a los cantos, hemos trabado relación con gente de la Guarda Imperial que es la hinchada de Racing, me han regalado camisetas dedicadas, son emociones y sensaciones difíciles de poner en palabras
Cuando mi viejo era presidente de Alumni, Miguel Brindisi debutó como técnico del Club en el 86 y, entonces se armó una relación hermosa. Cuando Brindisi pasó a dirigir a Racing Club de Avellaneda, con el que fue subcampeón del Torneo Apertura 1995, mi papá trabajaba en el Mercado Central de Buenos Aires como asesor y a partir de ahí, tuvimos una relación muy estrecha con el plantel y la hinchada.
Cuando jugaba Talleres, Belgrano o Instituto en la primera, la Guardia Imperial, algo así como “la barra brava” de Racing, pasaban por Villa María para ir a Córdoba y era cábala comer choripanes en mi casa.
Hace 6 años no juego más al fútbol, pero, desde que me recibí, siempre lo hice. Jugué en el equipo de futbol del Colegio de Abogados, fuimos campeones de los interprofesionales de Villa María, subcampeones en un Torneo Argentino de Abogados y nos invitaron a jugar un interamericano de colegios de abogados y escribanos en Chile, con Uruguay, Brasil y Colombia, quedamos terceros. Fui el goleador del campeonato.
Cada vez que hacíamos camisetas yo le ponía mi edad así que, tengo una con el 28, otra con 31 y la última con el 46.
¿Cuándo empezó tu relación con el fútbol detrás de la pelota?
En el 79 con 8 años, mi papá era secretario de la comisión del Club Alumni. Mi abuelo materno, Méndez, fue uno de los fundadores en el año 34. Jugué en el baby del Santo y en inferiores hasta los 16 años. Tuve que elegir entre las escuadras deportivas (Trinitarios) y el fútbol y, opté por el vóley. También jugaba al tenis y al golf.
Mientras estudiaba abogacía en Córdoba, fui delegado de Alumni en la Asociación Cordobesa de Fútbol. Nunca me desligué. También, participé en comisiones entre el 2006 y el 2012 con un grupo de amigos.
Tu papá, “Lalo” Rodríguez, ¿influyó en que decidas ser abogado penalista?
Al principio no, pero, le agradezco cuando empezó a influir. Cursaba 7° grado del José Ingenieros y nos llevaron a visitar escuelas secundarias. En ese recorrido, conocí el Técnico Lácteo (Trinitarios). Nos enseñaron a fabricar un quitamanchas. Me lo llevé a mi casa, lo probé y funcionaba y ahí dije: “Esto es lo mío, quiero ser ingeniero químico”. Me encantaban las materias de física, química, microbiología, fui primer escolta, me encantaba la escuela, era bueno, pero medio sabandija.
En la mitad de sexto año, un profesor, Jorge “el Bambino” Brondello, nos dio educación cívica, la historia jurídica política de Argentina y no me llamó para nada la atención. El profesor, que me conocía porque jugábamos al tenis, me dijo: “vas a ser el mejor ingeniero químico, pero, siempre vas a ser empleado, si sos abogado no vas a tener jefes”.
En 48 horas dije, voy a ser abogado y ahí, le di la noticia a mi papá. Él usó la abogacía como herramienta para otra cosa, como medio para lograr otros proyectos. Cuando le dije que iba a estudiar, remontó su estudio para estar a mi lado.
¿Tu vínculo con Radio Río?
En el 88, mi padre tuvo la posibilidad de poner una FM y decidió hacerlo en Villa Nueva para generar una competencia interciudadana. Nació como una transmisión experimental musical hasta que logramos armar un estudio de grabación y el primer programa en vivo que tuvo, fue un trasnoche, los sábados de 0 a 6 de la mañana. Eduardo Mairone y yo, hacíamos la locución y el sonidista y dj de alma en ese momento, era Luis Negretti, actual rector de la Universidad Nacional.
¿Te tomó por sorpresa en el 2018 la designación de conjuez federal de Córdoba?
No la designación propiamente dicha. Previamente, estaba vacante el Juzgado Federal de Bell Ville, rendí con 125 colegas y quedé 2°, éramos dos abogados de la matrícula y los otros 123, eran empleados del poder judicial. Un gran puntaje, con el cual quedé calificado para ser conjuez cuando se dieran las condiciones.
Tu opinión sobre la edad de imputabilidad…
Bajar la edad de imputabilidad de los jóvenes a 16 o 14 años, es reconocer que fracasaron un montón de sistemas previos, principalmente la educación. No los docentes sino, el sistema en su totalidad que acompaña la calidad educativa.
No estoy de acuerdo con ese proceder. La solución está en la esquina, pero, estamos preocupados en ver quién la encuentra y no la vamos a buscar. Hay un sistema en red en lo social, familiar, económico, político que, si no trabaja correctamente, el pibe en vez de estudiar con la panza llena y proyectar un futuro, sale a delinquir. Ninguna persona nace delincuente.
Un caso resonante en tu vida del plano jurídico…
*Varios. Apenas me recibí y muy resonante a nivel nacional incluso, fue un caso de estafa de viviendas, de una empresa constructora que hizo 114 casas en un lote que llevaba por nombre “Solares de la Villa” y vendió más de 800 planos.
Me llevó casi 12 años ese caso, todos los días tenía que destrabar desalojos. En un momento, nos quedamos sin defensas legales y nos encadenamos alrededor de las viviendas (mayo de 2001), hubo tiros, medios televisivos nacionales se hicieron presentes, fue un caso emblema en la ciudad, el país y en mi carrera. Fue la causa de la ciudad.
Más de 15 viajes a Buenos aires en los que llegué a dialogar con el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Fue una estafa tan bien armada que, parecía una cuestión civil, pero, debía intervenir la justicia penal. Representé a todos los vecinos que quisieron hacer juicio y hasta el día de hoy, muchos de ellos, son mis amigos, entre ellos, mi peluquero.
Custodiábamos el barrio nosotros mismos durante las noches; 22 años después, aún siguen algunos juicios esperando resolverse. La actuación del fiscal Márquez, fue resaltante. Nadie quería hacerse cargo y fue la causa más grande de los tribunales de Villa María.
*Otro caso, fue por encubrimiento. Mi defendido no había entendido que había sido absuelto. Estábamos de pie esperando despedir al juez, él me pregunta “¿Cómo nos fue?”. Y yo le dije que habíamos ganado, que había quedado libre. Saludamos y cuando giro para verlo, se había desmayado, terminó yéndose en ambulancia.
*En ocasiones fui un atrevido, como en el caso del “Merluza Ojeda”. Eso fue entre el 17 de febrero del 2001 (que me casé) y el 4 de marzo que, me iba de luna de miel, la cual la postergué una semana para quedarme en ese juicio.
Mi cliente cae preso por robo y su vinculación era que la víctima decía que utilizó un revólver plateado. En el allanamiento, le encuentran un arma con las mismas características, pero, no andaba, por eso técnicamente no era un arma.
En el juicio, le avisé al policía que custodiaba la sala que, llevaba conmigo una de mis armas (desarmada) reglamentarias, le mostré toda la documentación para portarla y le expliqué que iba a exhibirla en el juicio como parte de mi alegato.
Cuando llego al momento clave de mi alocución digo: “el arma plateada no puede vincular a mi cliente con la víctima y el robo porque cualquiera puede tener una de las mismas características…”, mientras decía eso, saco mi arma del portafolio, la dejo sobre el escritorio (referenciando que yo también tenía una y no por eso era ladrón). La jueza Camandona, le grita al policía que me saque el arma y ahí explico que yo había avisado porque era parte de mi alegato. No lo condenaron.
*Otro fue un homicidio que ocurrió en la cárcel, en el que yo sostenía que mi cliente había actuado en legítima defensa al apuñalar al fallecido. Insistí y logré una inspección ocular del pabellón en el que mi cliente no tenía forma de huir y para defenderse tuvo que pelear. En el fallo, el Dr. Fissore, me da la razón. Es el único juicio en el que Dr. Rusconi como fiscal, no obtuvo sentencia.
Como ciudadano de a pie, ¿en qué momento sentís que aumentó la inseguridad en Villa María?
Hay varios factores, tiene que ver con el consumo de estupefacientes, con lo lejos que está el futuro que cada uno pensó para sí mismo, y con la deserción escolar. Por otro lado, el progreso y crecimiento de un país, de una ciudad, atrae inseguridad siempre.
Por otro lado, creo que los medios, de una noticia hacen diez en dos días y eso genera todo el tiempo estar hablando de inseguridad y, es un mismo hecho. No significa que no suceda, pero, a veces, algunos medios la espectacularizan un poco. Hacen noticia del árbol caído.
A fines de mayo anunciaste ser precandidato a intendente de Villa María. ¿Qué pasó?
No voy a negar que me gustaría ser intendente de mi ciudad en algún momento de mi vida. Actualmente, creo que no estaban dadas las condiciones. Siempre sostuve que, yo aceptaría dirigir un proyecto político, si los que me acompañan, quisieran que lo fuera.
Lo que trascendió fueron unas filtraciones internas de algo que solo se charló entre amigos, no fue con ninguna intención de especulación. Dos cosas pasaron, tengo una excelente relación con mis compañeros de área con los que compartimos mucho tiempo y uno, que sabe diseñar, en chiste, hizo un flyer potencialmente como podría ser la imagen, en caso de que se decida una posible candidatura, nos lo pasamos por WhatsApp y fue a parar adonde no debía.
Por otro lado, en una cena con amigos, en un bar, empezamos a hablar de política y agitaban con la idea de postularme. Alguien que estaba en el mismo bar, envió esa información mal interpretada a un medio y al otro día salió esa noticia.
“Un importante grupo de militantes del gillismo, estarían por estas horas tratando de convencer al conocido letrado Eduardo Rodríguez para que se lance como precandidato para la carrera hacia la Intendencia”. Era una cena con amigos, no una reunión política con militantes.
Estás a tres meses de terminar tu gestión como secretario de Gobierno. ¿Qué te llevás de la función pública?
Como secretario de Gobierno, divido el análisis en dos. Durante la pandemia en el 2020 a tres meses de asumir en el cargo y otra etapa en la post pandemia. Ningún análisis me permite evaluar una gestión normal. Me llevo muchos amigos y un gran compañerismo.
En la primera etapa, nos organizamos muy bien con el personal, para lo que fue algo impensado en el mundo. Al tener uno de los COE en la ciudad, nos pusimos al hombro la situación de 71 municipios. Nos llamaban para saber cómo nos organizábamos con los cortes de calles, los hisopados, la desarticulación de fiesta clandestinas, los controles, laburamos 24/7 sin descanso.
Villa María está por debajo de las estadísticas de covid. De acuerdo a la proyección nacional, tendríamos que haber tenido entre 600 y 700 muertos y tuvimos 200 y picos que, es un montón, una vida es montón.
Sin embargo, trabajamos a destajo y bajamos a un 25% el nivel de letalidad que iba a tener la ciudad, números reales. No pudimos evitar esas muertes, pero, pusimos todo nuestro esfuerzo y más.
¿Te hablaron para continuar en la gestión pública si Accastello es elegido por el voto popular?
Sí, en caso de que sea gobierno, Eduardo (Accastello) me manifestó que le gustaría que forme parte de su equipo, pero, no sé desde que lugar, se verá después.
¿Tenés animales?
Ahora no, pero tuve a lo largo de mi vida más de una docena de perros, me gustan mucho. Soy un enamorado de los ovejeros más allá de que he tenido de todo.
Me pasó una vez, un caso muy curioso. Tuve una Schnauzer pequeña, Vera, y en medio de un arreglo de la casa, queda la puerta abierta y se escapa. Tenía algunas fotos, las publiqué en redes por si alguien la encontraba y pasaron 30 días sin novedades.
Un domingo a las 7 de la mañana, suena el teléfono y me dicen que la habían encontrado, salto de la cama, despierto a mi esposa, salgo corriendo de mi casa, voy a la dirección indicada, golpeo la puerta de la casa donde supuestamente estaba, sale una mujer despeinada, en bata, me entrega el perro se da media vuelta y me cierra la puerta. Cuando lo miro bien, no mi Vera, le golpeé la puerta de nuevo para devolverlo y no me abrió.
Me lo traje a mi casa, lo cuidamos un tiempo y le encontramos un hogar, me enchufaron un perro cusco que ni en la sombra se parecía, hoy en día es gracioso, pero en el momento fue muy raro todo.
Vas al gimnasio. ¿Qué ejercicio es el que menos te gusta hacer?
Voy tres veces por semana, no hay algo que no me guste pero, soy obsesivo del tiempo. No me gusta esperar, entonces mezclo ejercicios y voy avanzando en la rutina para no esperar con la máquina que me toca.
“Dormir es morir de a poco”, es un dicho familiar de mi abuelo Rodríguez. El tiempo no se recupera, por eso no me gusta dormir. Descanso por supuesto, pero, trato de dormir poco, optimizar y aprovechar los tiempos.
¿Sos rencoroso o memorioso?
Memorioso, soy bastante pacificador y conciliador.
¿Una habilidad oculta?
Me gustaría tener mayores habilidades con las manos, me gustan las herramientas, pero no las sé usar, soy muy desordenado. Algo que hago desde los 16 años, pero no me considero muy hábil, es tocar la guitarra criolla, pero, me gustaría tocar mejor. Tomé clases de guitarra y canto con Carlos Yaran, un amigo, una gran profesional, pero, soy tímido, no me animo en público si es gente que no conozco.
¿Fuiste boy scout?
No, me hubiera gustado, pero, me la pasé jugando al fútbol. Crecí en barrio Palermo, en ese momento, había dos casas, el resto era descampado. Me crié con la gomera, las bumbulas, los gusanos de seda, el río y el fútbol.
Jugábamos contra el Mariano Moreno, el equipo estaba formado por Fabián Porporatto (DT), Ramón Pereyra (arquero), su hermano, Marcos Coperttino, Marcelo Porportto, Coke Gascón, Adrián Ferreyra, yo era delantero.
Llegábamos de la escuela, comíamos y a las dos de la tarde, nos juntábamos en el campito con la bolsa, el tirabumbula, la gomera y la pelota. Además, jugábamos todos al tenis, estábamos todo el tiempo juntos. Tuve una infancia hermosa.
¿La actividad política corrompe o los políticos se dejan corromper?
Los políticos se dejan corromper. La política no es corrupta, es una actividad que desarrollan los hombres. Los países que han progresado lo hicieron porque han tenido una política adecuada. Es necesaria para el desarrollo de la sociedad, el tema es cómo se la lleva a cabo.
¿Algo que no sabés y te gustaría saber?
Me gustaría conocer más, pero, no tengo tiempo suficiente de leer, sobre la historia de vida de los personajes religiosos. Siempre fui creyente, mis abuelos lo eran. Me gusta saber los detalles de la historia del hombre. Quizás, porque tengo un espíritu revolucionario, tengo la necesidad de cambiar las cosas, para bien.
Siempre me he planteado en mi vida, cuál hubiese sido mi conducta siglos atrás, en el momento de crucifixión de Jesús, si hubiese sido su seguidor o uno de los que pedía que lo crucifiquen.
Un recuerdo con tus padres
Patricia Méndez y Eduardo Rodríguez. Las reuniones familiares en mi casa. Siempre fuimos una familia de recibir gente, los planteles de Alumni, reuniones políticas a oscuras en la época militar, la hospitalidad de mis padres siempre resaltó. Otro ejemplo, me fui a estudiar a Córdoba y mis amigos iban a comer con ellos, aunque yo no estaba.
¿Un amigo de la infancia?
Fui muy amiguero, pero, podría decirte, mi amiga de la infancia, de toda la vida y mi relación más larga que, se convirtió en amor, mi esposa. Casado hace22 años, con 10 años y 9 meses de novio y previo a eso, una amistad desde la adolescencia.
La esperanza es…
Un motor que tenemos adentro, sin esperanza no habría razones para avanzar, nos empuja a seguir día a día.