Siendo aproximadamente las 19:30 horas de la víspera, personal de...Leer más
Culminó el taller de Canteros Sustentables, realizado en la Escuela...Leer más
Día Internacional de la lucha contra la poliomielitis: Salud insta a sostener esquemas de vacunación
Desde hace 31 años, cada 24 de octubre se conmemora...Leer más
La gestión del intendente Ignacio GTagni acompañó el acto por...Leer más
En una acción de cooperación entre la Dirección Provincial de...Leer más
Dando cumplimiento al proceso administrativo correspondiente, once familias del barrio...Leer más
Entre chapas y tirantes, la pobreza | Estela necesita ayuda [VIDEO]
Vive con dos de sus hijos (8 y 16) y dos de sus nietos (6 meses y 4 años) en lo que en la jerga se conoce como “un rancho”. Sí, un ranchito donde faltan paredes, chapas, las que tiene están separadas y entra el frío y la lluvia. No hay ventanas, no hay puertas, no hay un techo digno debajo del cual de vivir.
Escribe: Carolina Durand
Estela se suma a la lista que tiene la ciudad de Villa Nueva de personas en estado de extrema precariedad para vivir. Como Gustavo debajo del puente y Vanesa con 8 hijos en un rancho en Sanabria, lo fueron Beatriz y Javier, con una hermana discapacitada y 5 menores a la vera del Puente Carretero con el inicio de la pandemia. Y así, podríamos seguir ampliando la lista.
Ni los IFE de $10.000 ni los nuevos subsidios de $15.000, ni un bolsón cambiarán la realidad. La que es consecuencia de una pobreza estructural que cada vez, se visibiliza más y no hay discurso que la oculte.
En marzo, una familia requirió $ 60.874 para no ser pobre y $ 25.685 para no ser indigente, de acuerdo a los datos informados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
Bajo esa órbita, el porcentaje de pobreza cotejada con la realidad, pareciera mayor. Bastaría con comparar los números de sueldos de empleos promedios con el INDEC.
- Mirá el video:
Sin techo, sin paredes
Estela Tejeda es separada, tiene 5 hijos, 4 nietos y está sin trabajo actualmente. Estuvo trabajando en un campo, pero se quedó sin ese ingreso. Su vida está atravesada por violencia familiar, por el desempleo, la falta de recursos para cubrir necesidades básicas y la angustia de que un nuevo invierno se aproxima y no tiene techo… ni paredes.
Recibe un bolsón de mercadería del municipio, pero, no alcanza para comer, vestirse, abrigarse, estudiar y calentar el cuerpo todos los días, el de sus hijos y ni el de sus nietos. Cobra dos asignaciones, por dos de sus hijos, pero tampoco alcanza.
El hecho de no poder conseguir los recursos necesarios, la llevó a pedir la ayuda solidaria de quienes quieran y puedan colaborar con prácticamente todo lo que se necesita para vivir.
No es un pecado no tener trabajo, ni alimento para comer todos los días. Pero, sí lo es, mirar para el otro lado. Promover “el cambio, sí se puede” y no generar políticas púbicas idóneas para erradicar la pobreza. Agitar banderas por la justicia social sin resultados, cuando la Argentina viene enfrentando un problema de alto desempleo desde los noventa.
Prisioneros del sistema
Estela es una de las tantas que ha quedado prisionera del sistema. Un sistema político/ económico que le es más fructífero entregar una asignación y un bolsón, que generar empleo genuino para que, de manera sostenida, el trabajador pueda tener ingresos propios fruto de su trabajo, sin depender de un partido político que le gestione las ayudas sociales.
Un sistema social que guarda en una misma bolsa a quienes buscan trabajo para pagar un techo y a quienes no lo hacen. En lugar de ponerse en los zapatos de quienes no tienen acceso a las oportunidades. Para un desempleado, una oportunidad, puede hacer la diferencia.
Estela en su desesperación y precariedad, pidió a Natalia, una vecina que a través de la organización “Corazoncitos Solidarios” se encarga de difundir las necesidades de los más vulnerables, “si podía ayudarla a conseguir materiales de construcción y chapas, para arreglar el techo y parte de las paredes de su “vivienda”.
Solidaridad y empatía
Pedro Ambrosio, empresario de la ciudad, dueño de COP Recubrimientos, es uno de los vecinos que tomó el compromiso de ayudar con revoques en las paredes y buscar alguna solución para el techo. Otros vecinos se hicieron eco y donaron algunas chapas y colchones.
Claramente, la solidaridad, la empatía y el compromiso de algunos villanovenses, se hace presente ante situaciones en las que el estado no llega.
La familia también necesita calzado, vestimenta (para bebé, niños y adolescente), alimentos, camas, útiles, chapas, ladrillos, tirantes, materiales de construcción y trabajo.
Cualquier aporte, pueden hacerlo en Tucumán 1477 (pasillo al fondo) o al teléfono 154203003.

