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¿Financiamiento versus calidad? Entre 2004 y 2021, la mitad de las provincias redujeron presupuestos en educación

En la búsqueda constante por mejorar la calidad de la educación en Argentina, el financiamiento educativo provincial es un tema crucial en la agenda pública. A lo largo de los últimos años, este aspecto ha ocupado el centro de los debates y decisiones políticas, generando interrogantes esenciales sobre equidad, eficiencia y sostenibilidad del sistema educativo.

Escribe: Lic. Ana Paula Moreno

Debemos partir de considerar que la Ley de Educación Nacional (LEN) del 2006 estableció en su artículo 9 que el presupuesto destinado a la educación no debe ser menor al 6% del PIB.

En un informe reciente se mostró que las metas financieras establecidas en la LEN, se cumplieron sólo en tres años (2009, 2013 y 2015) desde que existe; lo cual implica un desafío en cuanto a la estabilidad del financiamiento educativo.

Para entender la responsabilidad de cada nivel de gobierno (provincial o nacional), es importante reconocer que, en un proceso gradual que empezó en los años 70 y se profundizó en la década de los 90, la gran mayoría de las instituciones educativas fueron transferidas a las provincias (a excepción del sistema universitario nacional).

Como resultado, las provincias son actualmente responsables de alrededor del 75% del financiamiento educativo, y los fondos nacionales representan solo una parte minoritaria de los recursos invertidos en el sector.

Reducción de presupuestos: ¿disminución de la calidad educativa?

Según un informe del Observatorio de Argentinos por la Educación (mayo, 2023), entre 2004 y 2021, la mitad de las provincias redujeron la participación de educación en sus presupuestos.

Sin embargo, no hay que suponer que una reducción de la inversión significa directamente un detrimento de la calidad de educación, puesto que no es una relación tan lineal.

Si bien es cierto que contar con recursos adecuados es esencial para garantizar condiciones óptimas de aprendizaje, también es necesario considerar la gestión eficiente de dichos recursos y la implementación de estrategias pedagógicas efectivas.

Mejorar la calidad educativa plantea la necesidad de un enfoque integral que combine inversión con reformas estructurales que hagan más eficiente la enseñanza y el aprendizaje.

¿En qué gastan las provincias?

Todas las jurisdicciones brindan educación inicial, primaria, secundaria y superior no universitaria. Esto implica pagar salarios del personal docente y no docente, construir escuelas, comprar mobiliario y servicios; entre otros.

Si bien todas las provincias dedican más del 65% de sus presupuestos educativos al pago de salarios de personal docente y no docente, en algunas la proporción destinada a este rubro es mucho más amplia: Chubut (91%) y Neuquén (86%); otro de los datos proporcionados por el Observatorio de Argentinos por la Educación (mayo, 2023).

El amplio margen de inversión destinado por las jurisdicciones a los salarios, no implica necesariamente que sean altos, sino que hay mayor mano de obra. Por otro lado, es muy notoria la baja proporción de gasto destinada a la inversión en infraestructura (bienes de capital 3%).

La sostenibilidad del financiamiento: ¿cómo asegurar fondos a largo plazo?

A medida que la economía enfrenta fluctuaciones y desafíos, surge la pregunta crucial de la sostenibilidad del financiamiento educativo a largo plazo.

Las crisis económicas pueden impactar directamente en la inversión en educación, lo que a su vez afecta la calidad y continuidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje. Es un reto para la gestión de gobierno venidera generar estrategias que garanticen la estabilidad financiera de la educación.

Los desafíos

En el transcurso de los últimos años, el financiamiento educativo provincial en Argentina ha sido objeto de intensos debates. Si bien se han realizado esfuerzos para abordar la equidad, mejorar la calidad educativa y garantizar la sostenibilidad financiera, aún quedan desafíos por superar. Es fundamental continuar explorando vías innovadoras que promuevan una distribución estratégica de los recursos.

El financiamiento educativo es un pilar fundamental para el desarrollo de una sociedad próspera y equitativa. Si logramos abordar los desafíos actuales y futuros de manera integral, estaremos dando pasos significativos hacia la construcción de un sistema educativo que brinde oportunidades de aprendizaje de calidad en Argentina.

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