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[Historias] Fraude, elecciones y un conflicto político que tuvo como protagonistas a personalidades de Villa María
Las elecciones municipales de Villa María en septiembre de 1910 estuvieron marcadas por la sospecha de fraude. El conflicto político y periodístico villamariense escaló hasta el gobierno provincial y provocó decisiones que multiplicaron sus efectos e interesaron a los diarios porteños. Los detalles de este proceso se cuentan en EL REGIONAL DIARIO DIGITALdesde hoy en 4 capítulos.
Escribe: Dr. Adrián Romero
Presentación
Las elecciones municipales de Villa María en septiembre de 1910 estuvieron marcadas por la sospecha de fraude. Ello motivó una movilización de vecinos que demandaba su anulación. La convocatoria a esa resistencia se realizó mediante los periódicos locales, especialmente El Heraldo y Tercero Abajo. El director de este último, Ramiro Alfaro, fue detenido por orden de la policía que gobernaba el Jefe Político, el también periodista Bruno Ceballos.
Este encarcelamiento obligó al gobierno provincial a intervenir en el marco de una profunda crisis en el mismo seno de la fórmula gobernante. Como una marca de los tiempos, esa división interna tenía su manifestación y fundamentos en los diarios cordobeses. Por un lado, La Voz del Interior y Los Principios, mientras que por el otro operaba Justicia.
El conflicto político y periodístico villamariense escaló hasta el gobierno provincial y provocó decisiones que multiplicaron sus efectos e interesaron a los diarios porteños La Nación, La Prensa y El País. El asunto de Villa María interpeló al gobierno nacional justo cuando las prácticas fraudulentas presentaban una preocupación para el presidente que asumiría en octubre de 1910: Roque Sáenz Peña, autor de la ley electoral aprobada poco tiempo después.
Los detalles de este proceso se cuentan en El Regional Diario Digital desde hoy en 4 capítulos. Se trata de una historia que es resultado de una investigación realizada por el doctor Adrián Jesús Romero, docente investigador de la UNVM. La indagación se inscribe en el proyecto denominado “Mediatización: procesos y prácticas de comunicación social en la provincia de Córdoba” que el autor dirige.
Capítulo 1
A comienzos del siglo XX, Villa María estaba inmersa en un largo proceso de inestabilidad política. Una característica de la época era la debilidad de los gobiernos municipales, el predominio de un clima de agitación que tenía por efecto intendentes electos que no duraban en el cargo.
Sucedía también un problema estructural y es que el Concejo Deliberante renovaba sus integrantes cada año, obligando a un proselitismo frecuente, a veces también motivado por renuncias de concejales sin suplentes. Esto hacía que una nueva composición del órgano legislativo local, con mayoría opositora, pudiera interrumpir el mandato del intendente.
En 1910, el año del Centenario, Villa María no era gobernada por un intendente sino por una Comisión Administradora dispuesta por el gobierno de la Provincia de Córdoba. Esta situación era resultado de la destitución en 1907 del intendente Felipe Poretti, por parte del Concejo Deliberante, que derivó en la acefalía del municipio.
La Comisión Administradora gobernante en 1910 era presidida por Manuel Reyno, precisamente uno de los concejales que había destituido a Poretti y, además candidato oficialista para la elección municipal dispuesta para el 25 de septiembre de ese año.
El proceso electoral fue seguido con atención por el gobierno provincial, y especialmente por su representante en el Departamento Tercero Abajo, el Jefe Político Bruno Ceballos. Las alternativas merecían también una atenta vigilancia de los periódicos, entre ellos el local Tercero Abajo, fundado y dirigido por Ramiro Alfaro en 1907.
Bruno Ceballos pertenecía a las filas del carcanismo, dentro del espectro conservador, y había tenido ya una participación, como aliado local, en la revolución radical de 1905. Ceballos también ya había iniciado su carrera como periodista en la revista La Idea que comenzó a circular en 1904.
Los candidatos
Manuel Reyno, ciudadano español y primer farmacéutico de Villa María, llegó a la candidatura de intendente con el apoyo del flamante diputado provincial Mariano Pío Ceballos, dirigente en ascenso que también integró la Comisión Administradora y el Concejo Deliberante que destituyó a Poretti. Eran candidatos a concejales en la lista de Reyno los vecinos Clodomiro Ceballos, Joaquín Pereira, Abel Martínez, Felipe Tabernig, Torello Bucchionic y Bernardo Soto.
Otro candidato a intendente fue Carlos Freyre, representante de una nueva fuerza de orientación liberal llamada Comité Popular. Lo acompañaban en la lista de concejales, algunos con vinculación política y amistosa con el oficialismo, José Seco, Antonio Bonadero, Rafael Pellegrini, Manuel Rodríguez Fernández, Silverio Vijande y Fernando Correa, un experimentado hombre del periodismo y la política de Villa María.
Correa había llegado a Villa María proveniente de Rosario para oficiar de tipógrafo, periodista y finalmente director del primer periódico local, El Sol, fundado en 1882 y desaparecido en 1885. Además, había sido intendente electo, para completar el mandato del renunciante Fermín Maciel, de octubre a diciembre de 1898. Desde diciembre de 1904 fue director de la revista La Idea y participó activamente en la manifestación local de la revolución radical del 4 de febrero de 1905.
Una tercera candidatura anunciada para la elección municipal de 1910 fue la de Hilario Maciel, que tenía como candidatos a concejales a Elvio Pérez, Ángel del Viso, Juan Margueirat, Jacobo Repetto y a Luis Martínez Chaves, Jefe Político del Departamento Tercero Abajo en 1907.
Denuncia de irregularidades
Los integrantes de la lista del Comité Popular denunciaron como irregular la designación de los conjueces: la fiscalización del acto electoral del 25 de septiembre de 1910 quedó en manos de personas afines al oficialismo. Acusaron también el exceso de presencia policial y la actitud de las autoridades de la mesa que alejaban a los votantes adversos. A algunos les exigían boleta de inscripción y hasta rechazaron votantes alegando no conocerlos, como por ejemplo al industrial Canepari y a José Mansilla.
Los partidarios de Freyre abandonaron la elección a las 10 de la mañana y protestaron ante el escribano Carlos Gigena. Objetaban que aquello había sido una parodia de elección y que todo el acto había sido supervisado por personas que no cumplían los requisitos. No eran comerciantes, ni industriales, ni rentistas, ni profesionales a los que la ley reconocía el derecho de votar, de ser electo o elegido en el gobierno comunal.
Entre los opositores corrió la idea de cerrar las panaderías, carnicerías y verdulerías para escalar el conflicto y detener el fraude puesto en marcha. Cerca de las 13 horas, las facciones pidieron la intermediación del Jefe Político Bruno Ceballos porque la tensión aumentaba. La propuesta de la autoridad máxima del Departamento fue que las fuerzas políticas definieran los concejales por consenso, pero manteniendo intendente a Reyno. La idea no prosperó y otra vez la oposición convocó al escribano Gigena.
El día de la elección también circulaba el argumento de que el Comité Popular, es decir la oposición, no podía ganar la elección municipal porque si ello ocurría, el gobierno provincial intervendría el municipio. Para asegurar el resultado, entonces, la Comisión Administradora presidida por Reyno habría alterado el registro de electores borrando 37 ciudadanos que se consideraban adversos.
La organización de la resistencia
La elección municipal del 25 de septiembre de 1910, y por consiguiente su resultado, fueron calificados como fraudulentos por parte de los vecinos que integraron listas opositoras. Así fue que rápidamente empezaron a organizar reuniones políticas para rechazar el triunfo del oficialista intendente Manuel Reyno. Paradójicamente, esas reuniones demandaban la autorización del Jefe Político, es decir Bruno Ceballos, quien apoyaba a la lista ganadora. El Jefe Político, a su vez, tramitaba la autorización ante el gobierno provincial, proceso burocrático cuestionado por la prensa, particularmente por el diario La Voz del Interior.
De esas reuniones surgieron pedidos al gobierno provincial para que declarara nula la elección, interviniera el municipio de Villa María y nombrara a una nueva Comisión Administradora. Una carta con esa propuesta fue elevada a las autoridades provinciales y llevaba la rúbrica de Antonio Bonadero, Fernando Correa, Rafael Pellegrini y José Seco, todos candidatos de la lista opositora.
La intervención de los periódicos y de los periodistas de Villa María en el conflicto electoral provocó acciones que tuvieron su impacto en la cumbre del gobierno provincial. Las diferencias internas en el partido de gobierno, la actuación abusiva de las autoridades departamentales y las arbitrariedades de la policía escalaron el problema. Los detalles de esa expansión en la prensa cordobesa y porteña se presentan en el capítulo N°2.
Foto de portada ilustrativa