[Música e Historia] La explotación forestal y la agonía de los bosques

 “Me acuerdo del quebracho que caía con un ruido de trueno entre los montes”

Escribe: Leo Muñoz

La Forestal

Solía emocionarse fuertemente Don Horacio Guarany al relatar la vida de los hacheros en el norte santafesino. Su padre fue hachero y vivió la difícil situación de estos humildes trabajadores de los bosques.

El quebracho colorado santafesino fue el señor de los montes septentrionales de esta provincia, hasta la llegada de “La Forestal” finalizando el Siglo XIX, empresa de capital inglés que taló casi el 90% de los bosques del sur chaqueño y norte santafesino.

Fundó 40 pueblos, 400 kilómetros de ferrocarriles propios, puertos, 30 fábricas para explotar el tanino que extraían del quebracho y producir durmientes y postes. El daño ecológico producido resulta irreparable. La empresa dejó el país en la década del 60, cerrando todo lo que había abierto (datos de Wikipedia).

Sangre de Quebracho y de Hombre

Una gendarmería volante privada controlaba y castigaba cuando era necesario a los trabajadores, eran los temidos “cardenales”.

Esta fuerza parapolicial cometió un sinfín de excesos, su misma existencia estaba reñida con la Constitución Nacional. Hacia 1919 los trabajadores de la empresa tenían un fuerte sindicato afiliado a la FORA.

Tal como ocurrió en la Patagonia y la Semana Trágica, los enfrentamientos armados de los obreros contra los “cardenales” y la derechista Legión Patriótica se sucedieron culminando con la matanza de cientos de trabajadores.

La acción armada era parte de la actividad por fuerza de grupos sindicales anarquistas y marxistas, inspirada en la Revolución Rusa de 1917.  

La represión era una batalla contra la expansión de la amenaza de las ideas “rusas”, tales eran las razones de los enemigos.

Agonía de los Bosques

Los números son contundentes y duelen. En 1915 se calculaban aún 106 millones de hectáreas de bosques naturales en Argentina, la explotación racional y sostenida fue atenuada con la Ley Forestal de 1948, pero no resolvió el problema.

En 1996 sobrevivían 60 millones de hectáreas de bosque nativo (datos de Carlevari). En 2002, La Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable comunicaba que los bosques nativos ocupaban poco más de 33 millones de hectáreas. ¡73 millones de hectáreas menos desde 1915!, más del 66% del bosque nativo talado.

Desde 2007 rige una nueva Ley de Bosques, pero se perdieron unos 3 millones de hectáreas más siguiendo datos oficiales. El Plan Nacional de Restauración de Bosques Nativos, planea recuperar 20.000 hectáreas para 2030, una aspirina en un traumatismo de cráneo.

Con urgencia debe reforestarse el país con especies de crecimiento rápido, preservando los sobrevivientes bosques nativos.

“Santa Fe al Norte” (C. Pino, R. Ielpi)

Me acuerdo de unas calles polvorientas
rojizas por las huellas del tanino
del monte que guardaba los quebrachos
bajo un verano padre y amarillo.

De un relumbrón de sapucai perdido
cuando anunciaba el alba la mañana
de una sirena que cortaba el aire
y un pasmo de aserrín en las gargantas.

Del Pedro hachero y de la Juana humilde
sobreviviendo en tierras forestales
y un lento asombro de riqueza ajena
envejeciendo todas las edades.

Me acuerdo de una Villa Guillermina
donde duerme la historia sepultada
y regresar los nombres de mi gente
por la picada, por la picada.

Me acuerdo del quebracho que caía
con un ruido de trueno entre los montes
y el retumbar del hacha en el silencio
espantando a los pájaros cantores.

Del cachapé cruzando en el obraje
camino de la playa de rollizos
y la bailanta de olvidar las penas
y el pobrecito sueño del domingo

Del Pedro hachero y de la Juana humilde
sobreviviendo en tierras forestales
y un lento asombro de riqueza ajena
envejeciendo todas las edades.

Me acuerdo de una Villa Guillermina
donde duerme la historia sepultada
y regresar los nombres de mi gente
por la picada, por la picada.

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