A 45 años del asesinato de monseñor Angelelli, el beato de los pobres [VIDEO]

Este miércoles 4 de agosto se cumple 45 años del asesinato de monseñor Enrique Angelelli.

Angelelli asumió como obispo de La Rioja en agosto de 1968. Entre sus diversas acciones a favor de los más desfavorecidos, promovió la formación de cooperativas de campesinos y alentó la organización sindical de los peones rurales, los mineros y las empleadas domésticas.

Tres asesinatos previos anticiparon su trágico final. El 18 de julio de 1976 fueron ultimados fray Carlos Murias y el padre Gabriel Longueville, en Chamical; y el 25 de ese mes, el dirigente cooperativista laico Wenceslao Pedernera.

El 4 de agosto, cuando Angelelli retornaba a La Rioja, fue asesinado cerca de Punta de Los Llanos. La impunidad se prolongó durante años, hasta que en 2014 salió la condena para algunos de los culpables de su muerte.

Muerte y dolor

El 4 de agosto de 1976 Angelelli, junto al vicario episcopal, Arturo Pinto, viajaban por la ruta 38 en una camioneta Fiat 125. Venían de celebrar misa en la localidad de El Chamical y de compilar documentación sobre el secuestro y asesinato de los jóvenes sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias, y del campesino católico Wenceslao Pedernera, ocurridos quince días antes.

Se dirigían hacia la capital provincial para enviar un informe sobre lo sucedido al Vaticano cuando sufrieron un supuesto accidente automovilístico que le costó la vida al obispo. Arturo Pinto sobrevivió y fue el principal testigo en la causa para esclarecer el crimen.

La versión oficial de que el obispo perdió el control de su camioneta al explotarse una rueda circuló por los tribunales hasta la vuelta a la democracia. En 1984 la causa se recaratuló como «Homicidio calificado y tentativa de homicidio calificado», pero recién en 2014, los represores Luciano Benjamín Menéndez y Luis Fernando Estrella fueron condenados a prisión perpetua como autores intelectuales de la muerte del obispo. Todavía se desconocen los autores materiales del asesinato.

El Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos registra que al menos dieciocho sacerdotes fueron asesinados o figuran como desaparecidos. Treinta curas fueron secuestrados y derivados a los centros clandestinos de detención y luego liberados, mientras que otros diez estuvieron presos en diferentes dependencias policiales.

Once seminaristas fueron asesinados o figuran como desaparecidos y se cree que son más de medio centenar los católicos laicos víctimas de la represión ilegal.

Beatificación

Desde el 2013, tras ser electo, el Papa Francisco comenzó un proceso de reconocimiento a los católicos que fueron perseguidos por las dictaduras militares ocurridas en América Latina. En abril de 2019, el cardenal italiano Giovanni Angelo Becciu -enviado desde el Vaticano- celebró una misa en la ciudad de La Rioja donde proclamó como beatos a Enrique Angelelli, Gabriel Longuevilledel, Carlos de Dios Murias y Wenceslao Pedernera.

Los cuatro mártires fueron asesinados «in odium fidei» -en odio a la fe-,  escribió Francisco en el decreto que autoriza la beatificación. Es el paso anterior a ser consagrados como santos.

Hay que seguir andando

El año pasado, León Gieco presentó una canción que homenajea a Angelelli. Se trata de “Hay que seguir andando”, compuesta por el padre Carlos Saracini e inspirada en una frase del obispo que aguarda en la sala de espera para convertirse en santo.

En la canción, elmúsico y productor artístico villamariense Enrique Cacho Aiello participó como arreglador.

Compartimos el video y la letra de la canción:

“Hay que seguir andando”

Nos duele amigo hasta los huesos; y se endurecen nuestras entrañas.

Por la injusticia, la cobardía. Nos va invadiendo la hipocresía.

Hay tanta bronca acumulada. Tanta traición disimulada.

Que se nos cierran hasta las manos y el desencanto nos va aquietando.

HAY QUE SEGUIR ANDANDO, NOMÁS,

Muchos no están, hermano mío. Y el corazón siente el vacío.

Las lágrimas corren el rostro. Ellos están junto a nosotros.

Por el dolor la voz callada, que nos golpea que nos aplasta.

Resiste el hombre que está enjaulado. Resiste el pueblo acribillado.

Que no se cieguen nuestras miradas, que nuestra historia no está cerrada.

Son nuestro llanto nuestra alegría, semilla abierta, de nueva vida.

Al hombre nuevo Dios va creando, con nuestro barro lo va engendrando.

Jesús camina a nuestro lado, no tengas miedo suma tu mano.

Su Espíritu sigue impulsando a este Pueblo Crucificado.

El Pueblo libre será posible, muchos testigos hoy nos lo dicen:

Angelelli, Oscar Romero, Carlos Mugica mil compañeros;

su sangre canta en nuestras cuerdas

Este es el tiempo del hombre nuevo.

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