[Desde Adentro] Laly Fernández: “Me pone muy feliz poder ser parte de los procesos cuando la gente se corre de los lugares donde no quiere estar más”

María Laura Fernández (42), conocida como Laly Fernández, es divorciada, mamá de Agustín (18), Santiago (16), Sofía (15) y Joaquín (9). Es de signo virgo con ascendente y luna en sagitario. Tiene tres gatos y varios peces, le gusta el deporte, el mate y pasar tiempo con ella misma.

Comenzó a estudiar contadora a los 18 años, a los 19 fundó Cánadez, su primera empresa y hace 13 años dio un giro a su vida y se dedicó al coaching y el desarrollo personal. Además, es mentora, creadora de contenido, autora y trabaja en la creación de una nueva empresa fuera del país.

Entrevista: Carolina Durand

Ustedes son cinco y tienen tres gatos. ¿Van a adoptar dos más?

Rayito, me lo regaló una amiga, a los 6 meses mi hermano nos regaló a Miyo y Wilson Garfield III, se incorporó hace 2 años. Mi hijo Santi lo encontró fuera de la escuela, un día de lluvia, se sacó el buzo, lo tapó y lo tuvo 4 horas en clases escondido. Cuando volvió a casa, no dudamos en adoptarlo. Joaquín quiere un cuarto, uno chiquitito… estamos en proceso.

¿Cómo te encuentra esta mitad de año 2023?

En un momento muy positivo y con la intención de volver a centrarme en mí misma.

¿Tenes algún TOC?

No, pero, cuando presto mi cartuchera me gusta que me la devuelvan ordenada.  Me gusta cada cosa en su lugar.

A simple vista, ¿qué Laly pensás que ve la gente y… quién es Laly Fernández?

Por comentarios que me han hecho, la mayoría de la gente que no me conoce, piensa que estoy gran parte del día meditando y que, soy paz y amor. Sin embargo, muy lejos de eso.

Quizás sea porque los procesos personales no los comparto, son míos. Solo cuando los atravesé y llego al final, hablo sobre ellos.

Soy muy activa, hago deporte, voy al gym, me junto con mis amigas (que son muchas), soy muy sociable, respeto mucho mi tiempo sola, mi momento de recalibración, ocuparme de mis 4 hijos y de mi casa.

¿Cuándo eras niña con qué te entretenías?

En mis tiempos de juego jugaba mucho a las muñecas y me encantaba crear coreografías y dirigir a mis amigas cuando bailábamos.

Siempre fui obediente, la chica 10. Fui muy deportista, toqué guitarra, violín, órgano, hice dibujo, patín, vóley, hándbol.  

¿Cómo es tu relación con tus padres?

Muy buena, Laura, mi mamá y Dino, mi papá. Hemos pasado muchas situaciones junto a mis 2 hermanos menores y, creo que todo el trabajo que vengo haciendo desde hace años, me permitió ordenarme, respetándolos a ellos en su historia y decisiones.

¿Qué valores resaltás de ellos?

De mi mamá valoro muchísimo el cambio que ha logrado. Sufría bipolaridad y hoy en día, la admiro porque ha podido controlarlo y la veo muy bien. De mi papá, valoro su visión para los negocios.

Gracias a mi papá, me crié rodeada con todo esto que hoy está integrado en mi vida, la parapsicología, la astrología, la metafísica. En la adolescencia y la adultez, quería esconderlo y lo negaba porque quería “pertenecer” y me daba vergüenza hablar de estas cosas, hasta que tomé la decisión de aceptarlo y dejar que fluya. A los 9 años junto a mi papá y un grupo de amigos de él, subí al Uritorco.

¿Te permitís llorar?

Estoy muy en contacto con las emociones, las negué mucho tiempo. En el premenstrual, por ejemplo, lloro. Cambia mi estado de ánimo, mis energías. Si tengo que llorar, lloro. Y algo que me ayuda mucho es, poner en palabras lo que siento, lo que me pasa. Además, es un ejemplo para mis hijos, para que ellos aprendan a hacer lo mismo y no se guarden sus emociones.

En casa, con mis hijos, tenemos mucho diálogo. La cena es el momento de charla, no hay televisión en el comedor y no hay celulares.

Estoy muy en contacto con las emociones, las negué mucho tiempo. Si tengo que llorar, lloro. Y algo que me ayuda mucho es, poner en palabras lo que siento

¿Por qué decidiste estudiar, en un principio, contadora pública?

Empecé cuando terminé el secundario, a los 18 años. Opté por esa carrera porque me gustaban los negocios. Cursé en la Católica de Córdoba, continué en la Nacional en Villa María y culminé en la Siglo XXI. Un año después de comenzar a estudiar fundé mi propio negocio (Cánadez) con quien en ese momento era mi pareja, y la práctica de la teoría de la carrera la adquirí día a día.

Fundaste Cánadez, creciste de manera exponencial y diste un giro dedicándote al coaching. ¿Por qué?

Mientras estudiaba, fundé mi negocio, saliendo de la adolescencia, a los 23 me casé, tuve a mis primeros 3 hijos, la casa, y a los 30 tuve una crisis muy grande. Tenía todo y me sentía vacía.

Eso me llevó a buscar respuestas, empecé a leer y conectar con Louise L. Hay (Su filosofía se basa en el amor propio y la metodología que utiliza es de limpieza de mental y emocional para vaciarse de los preconceptos y creencias limitantes. Se basa en principios fundamentales como: Como es adentro es afuera, como es afuera es adentro).

Hice retiros, talleres, cursos y empecé a compartir todo eso en casa, con los chicos, era como un hobbie.

Después de esa crisis decidí hacerme cargo de una parte del negocio, la academia, la venta al público y la estética. Recién después de ese proceso, comencé a dedicarme de lleno a estudiar sobre negocios digitales, coaching, desarrollo personal, mentorías, procesos de transformación de negocios desde el ser, marca personal, constelaciones.

Y ahora, con mis hijos un poco más grandes, empecé a hacer lo que postergué muchos años, como viajar, dar cursos en otros países (el año pasado di varios en Miami).

¿Qué es lo que más te gusta y qué menos, de vos?

Lo que más me gusta de mí, en cuanto a característica física es ser alta y me gusta ser curiosa, aprender de todo y de todos. En cuanto a lo que menos me gusta de mí, es que me cuesta aceptar los vaivenes emocionales. Entiendo que es parte nuestra y que es una parte que debemos atravesar, pero me molesta no poder aceptarlos más rápidamente.

Negué mucho tiempo mis emociones y cuando la mente me gana, en esos procesos me falta amar esa parte mía, que también es parte del proceso necesario interno.

En tu rol de madre y amiga, ¿te nace dar consejos desde tu profesión?

Me contengo. Me corro de esa zona, respeto mi lugar de madre y amiga, sin intervenir, y dejo que cada uno haga su propio proceso.

¿Practicás deportes?

Hacia vóley, y actualmente hago básquet en La Naranja Mecánica en el Club Rivadavia en “Mami Básquet”.

¿Qué no puede faltar en tu mochila?

La manteca de cacao, una libreta o la tablet.

Una Debilidad…

Confiar demasiado en las personas. Veo el potencial de las personas, me quedo siempre con lo bueno y eso, a veces, me ha jugado en contra.

Del 1 al 10, ¿cuál es tu nivel de autoexigencia?

Un 9. Disfruto mucho lo que hago y me meto al 100%. En cuanto a la exigencia que frustra que es hacerlo por obligación estaré en un 6. No suele pasarme mucho.

La protagonista de tu historia en estos momentos, ¿es capitana, emprendedora o sanadora?

Los avatars que aparecen en mi página donde ofrezco mis servicios, aparecen por mi propio proceso. Hoy estoy en mi etapa de sanadora, es la que más fluye. Desarrollé una intuición y percepción muy alta y lo que tengo para ofrecer, es la transición de la emprendedora a sanadora, más tirando a esa última.

Desarrollé una intuición y percepción muy alta y lo que tengo para ofrecer es la transición de la emprendedora a sanadora

“Me conozco, luego emprendo”… ¿En qué contexto nació?

Surgió en medio de una de mis crisis y en el 2017, vio la luz.

¿Hay algún material en el que estés trabajando?

Actualmente, escribo para las revistas Ohlalá y Caras y, eso me quita bastante tiempo.  Pero, tengo la idea de ampliar un poco sobre poco La capitana, La emprendedora y La sanadora. Un libro más profundo para cada una. Si bien, se complementan las tres, quiero dedicarles un tomo a cada una como partes indispensables una de otra, pero autónomas.

¿Y proyectos?

Estoy en proceso de fundar una empresa, en otro país. Solo puedo adelantar que me gusta generar nexos y aprender de los demás…

¿En qué lugar de tu casa te inspirás para generar nuevos proyectos?

En el comedor de mi casa, los días de sol en el patio y por la noche, en mi pieza, en mi cama.

¿Te gusta el mate? ¿Preferencias para tomarlo?

Me gusta mucho el mate. Con agua caliente sin hervir. Lo tomo con mezcla de yuyos. Hice un proceso depurativo y me sacaron la cafeína, la teína, la mateína. Así que me compro cedrón, manzanilla, melisa y voy mezclando. Desde que cambié mi alimentación, el cuerpo todo lo siente y las infusiones clásicas me aceleran un poco. También me hice vegetariana.

Un momento incómodo…

En la final de Ameghino Villa María por el ascenso a la Liga Nacional, entendí mal una indicación del árbitro y quedé festejando sola en medio de la tribuna. Me puse del color de la pelota de básquet (lo recuerda y se ríe).

¿Un consejo para quienes no tienen definido su rumbo terrenal?

Que aprendan a escucharse a sí mismos. Que dejen de pedir consejo a los demás. Visualicen cómo quieren vivir realmente, sin pensar en cómo deberían vivir o cuál es el mandato social/familiar. Van a saberlo cuando su cuerpo se siente expandido, en equilibrio, en paz.

¿Un Libro para recomendar?

Uff, varios. “Usted puede sanar su vida” y “El poder está dentro de ti” de Louise L. Hay;

“El poder del ahora” de Eckhart Tolle; “Las 7 leyes espirituales” de Deepak Chopra.

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