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[El sucesor] El cónclave secreto: Más allá de la Capilla Sixtina
Mientras el mundo espera señales desde el Vaticano, el verdadero juego de poder ya empezó. Nombres, maniobras y silencios que revelan que el próximo Papa no será solo una figura espiritual: será el resultado de una pulseada feroz por el rumbo y el control de la Iglesia.
Escribe: Natalia Pettinari (Analista de Política Internacional)
Mientras Roma arde en rumores y las cámaras enfocan una chimenea aún inactiva, el verdadero cónclave ya empezó. No es el que se celebra en la Capilla Sixtina, sino el que transcurre en los pasillos, en los almuerzos discretos y en los mensajes que viajan a toda velocidad entre cardenales, embajadas y periodistas acreditados. La pregunta no es solo quién será el próximo Papa, sino quién está moviendo los hilos para que lo sea.
La renuncia de Benedicto XVI dejó una marca imborrable y el papado de Francisco, con sus reformas y sus gestos incómodos para la curia más conservadora, activó un campo minado que ahora amenaza con explotar. El cónclave no es simplemente una elección: es una batalla por el legado. Hay quienes quieren continuar con la tarea del argentino, y otros enterrarla con él.
Los nombres que circulan con más fuerza en la previa no son una repetición automática de cónclaves pasados, pero muchos provienen de recorridos ya consolidados dentro del aparato vaticano.

Los que suenan
El filipino Luis Antonio Tagle, símbolo de la proyección asiática de la Iglesia, aparece una y otra vez en las apuestas. Aunque su perfil se considera demasiado pastoral y demasiado “Francisco”. Eso le resta apoyos entre los sectores más reacios al reformismo. En los corrillos vaticanos se murmura que “no tiene base” en el colegio cardenalicio, lo cual en política romana es como decir “simpático, pero no nos sirve».
El italiano Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia, carismático, dialoguista, e identificado con la Comunidad de San Egidio -que se caracteriza por la oración, la atención a los pobres y el compromiso por la paz- parece tener una imagen fuerte dentro y fuera de Italia.
Su perfil gusta a quienes desean una Iglesia abierta, pero sin el vértigo reformista de Francisco. A su favor juega también la carta geográfica: después de un Papa argentino, volver a Roma podría leerse como un gesto de reequilibrio.




Si hay un nombre que gravita en todas las conversaciones con peso propio es el de Pietro Parolin. Secretario de Estado desde 2013, diplomático de carrera, sobrio, cerebral, con una agenda internacional que impresiona hasta a los embajadores de Naciones Unidas. El cardenal Parolin representa el equilibrio perfecto entre continuidad institucional y mano firme.
Además, se podría decir que es el candidato del establishment vaticano: quien mejor conoce los pasillos, los códigos y las sutilezas de la política interna romana. Para muchos, sería una vuelta al “modelo Juan Pablo II”, donde el Papa actúa más como jefe de Estado que como pastor disruptivo.
Su principal ventaja es que no necesita convencer a nadie de que está preparado. Su principal debilidad es que, a esta altura, quizá todos sepan demasiado bien quién es y qué haría.
Otro nombre que no deja de repetirse es el del húngaro Péter Erdő, teólogo brillante, más conservador, con una imagen de seriedad eclesiástica que tranquiliza a muchos dentro del Colegio. Aunque se reconoce su “frialdad política”, hay quienes lo ven como el candidato de la restauración silenciosa. Además, está en un claro alineamiento con el presidente de su país, Viktor Orban, al estar en contra de la inmigración y matrimonio homosexual.
Pero la interna no se juega solo en torno a nombres. Entre las sotanas también se afilan puñales. El brasileño Odilo Scherer fue víctima de filtraciones hace años que lo mostraban como un operador más que como un pastor. ¿Casualidad? En absoluto. Su imagen quedó tan dañada que ni siquiera logró consolidar el bloque latinoamericano en su favor. En la elección de 2013, esas maniobras le costaron la silla. Esta vez, sus chances son aún menores.
Y claro, está el factor latinoamericano. ¿Podría haber otro Papa de esta región? Las apuestas son pocas, pero el paraguayo Adalberto Martínez, primer cardenal de su país, ha sido mencionado. Aunque sus posibilidades reales son limitadas, su presencia señala algo más importante: la atención del cónclave no está puesta sólo en Europa.
Publicado en Rosario3.com

