[Historias] Dr. Sebastián Carbó, el primer médico de la ciudad

Escribe:  Dr. Roberto Sayago (In memorian a su autor)

Las dos localidades que nacieron en las tierras del Paso de Ferreira, a ambas márgenes del Río Ctalamochita (Tercero), Villa Nueva fundada en 1826 hacia el sur y Villa María fundada en 1867 hacia el norte, no contaron con médicos estables hasta épocas posteriores a 1870.

En Villa Nueva se radica en 1877 (aproximadamente) el Dr. Dionisio Vaz y Elena, de nacionalidad española; luego lo hace en 1882 el Dr. Domingo Villar y Vázquez, también español; en 1883 instala su consultorio el Dr. Federico Baungartner (francés) y en 1884 llega un hijo de Villa Nueva, el Dr. Ramón J. Irigoyen, primer graduado como médico cirujano en la Universidad Nacional de Córdoba.

En Villa María el primer médico con residencia permanente es el Dr. Sebastián Antonio Andrés Carbó y Rovirosa.

De nacionalidad española, pertenecía a una tradicional familia de la zona denominada «Reina de los Guixeres» (cercana a Barcelona) donde sus antecesores residieron desde hace 700 años.

Nace en un parto de mellizos el día 11 de septiembre de 1854 en la Villa de San Pablo de Rivas; su padre fue Don Nicolás José Antonio Carbó y Ferrer y su madre Doña Coloma Rovirosa y Vidal de Guimerá.

Entre la medicina y el compromiso social

Para su educación primaria y secundaria cursó sus estudios en calidad de pupilo en el Colegio de Carreras y se graduó de bachiller en el año 1871. Luego ingresa a la Universidad de Barcelona y se gradúa como Licenciado en Medicina y Cirujía (sic) en el año 1881, según reza su diploma otorgado por el Ministro de Fomento de España.

Tenemos la referencia oral de que un hermano suyo de nombre Francisco poseía un astillero y también, que este fletó una travesía a la Confederación Argentina en el año 1882 en la cual viajó en calidad de médico el Dr. Carbó.

Para un segundo viaje a Buenos Aires, este profesional se embarca en Marsella el día 16 de agosto de 1884 y llegado a nuestro país realiza un viaje por el interior; y el relato familiar nos indica que cuando arriba a nuestra región decide establecerse y ejercer la medicina.

No sabemos exactamente cuál es la fecha de llegada a nuestra localidad, pues hay la referencia de que se hubiera podido instalar primero en Villa Nueva y luego en Villa María.

A este respecto, todo lo que se ha escrito sobre la cuestión no indica nada seguro, no hay cita sobre su persona en el único medio de información de la época («El Sol»), pero por testimonios de familiares se registra su llegada a fines de 1885.

Sí sabemos que se encontraba en nuestra localidad a mediados del año 1886 y que su mayor actividad la desarrolló, sin duda alguna, en Villa María, donde estaba su principal clientela y donde fue el primer médico municipal de la ciudad y, posteriormente, vicepresidente y presidente (en 1888) del conocido club «El Progreso».

Título original de médico, correspondiente a Carbó.

Una entrega sin límites y una promesa que el pueblo no cumplió

Era un excelente médico, con sólida formación y hemos podido observar algunos de sus libros (conservados por sus familiares) sobre las patologías más frecuentes, la anatomía y la fisiología experimental de su época.

Actuó con abnegación durante la epidemia de «cólera morbus» que afectó a Villa María y Villa Nueva en el período 1886-87 (2da. en la región, 3ra. en la Argentina).

En esos momentos, su protagonismo fue indiscutible: asesoró sobre el mejor lugar para el Lazareto que funcionó en el Boulevard por donde se realizaba el tránsito entre ambas villas (actual Avenida Dante Alighieri a la altura del 200), organizó las medidas preventivas e ilustró al intendente Pedro Viñas para pisar sobre seguro frente a diversos cuestionamientos.

La atención de los pacientes afectados fue totalmente altruista, sin discriminaciones, restando tiempo a su descanso y sin percibir ningún tipo de remuneración.

Al concluir la epidemia, con mucho menos mortalidad que la anterior, la comunidad de la región manifestó su agradecimiento y elogió su obra filantrópica y desinteresada organizando un baile en su honor que se llevó a cabo en la sede del «Club El Progreso» en fecha del 4 de agosto de 1887.

En esa oportunidad, se le obsequió un libro-agenda con placa de oro grabada con sus iniciales (SC), donde en la primera hay una dedicatoria que firman más de 100 de los principales vecinos de Villa María y Villa Nueva.

En la dedicatoria de este libro se expresa en el párrafo inicial lo siguiente: «Los pueblos se dignifican rindiendo justo homenaje de gratitud a sus benefactores, las ofrendas sin valor real se justiprecian por el móvil que las determina, por su significado y su destino: ésta importa la justicia a que os habéis hecho acreedor con vuestra abnegación y filantropía…….».

Cuando ocurrió la epidemia de cólera, se ordenó fumigar los trenes que llegaban a la estación villamariense. (Córdoba de Antaño).

El documento concluye señalando que: «….la gratitud, adhesión y simpatía que os dedican dos pueblos que conservarán imperecedera  vuestra memoria, expresión muy sincera de su reconocimiento por vuestro heroico y honroso proceder». «Villa María y Villa Nueva, agosto 4 de 1887».

Entre otros firman el escrito las siguientes personas: Bernardo Fernández, Angel B. Ceballos, Florencio Arines, P. Damiani, Joaquín Pereira y Domínguez, Marcelino Arreghi, Alejandro Voglino, Manuel Pardiñas, S. Peña, O. Vidal, F. Liprandi, E. Crosby, Martín Urquijo, Cayetano Broggi, Venancio Irasábal, Manuel Rodríguez Cías, Cirilo Mar, Serafín Olivero, Pedro Viñas y muchos otros destacados personajes.

Las autoridades comunales, por otra parte, le propusieron designarlo médico municipal ad-honorem lo que fue aceptado por Carbó y solamente solicitó se hicieran cargo del costo de su patente de médico.

Aportes de familiares

No podemos dejar de mencionar que en las graves circunstancias que vivió nuestra ciudad durante el terrible mal colérico, antes de Carbó colaboró con el municipio el Dr. Dionicio Vaz y Elena, quien se desempeñaba como presidente de la Comisión de Higiene y aconsejó las primeras medidas antes que se desencadenara la epidemia.

Consideramos que el Dr. Vaz, también destacado profesional, dejó de actuar cuando fue arrastrado por la crisis política que afectó y obligó a renunciar al Intendente Viñas.

Un profesional con todas las letras

El Dr. Carbó, exponente del «buen médico» y del «médico bueno», fue un orgullo para Villa María y estuvo en actividad entre nosotros hasta el mes de abril de 1890, cuando partió hacia la ciudad de Rosario donde se estableció definitivamente luego de revalidar su título en la Universidad Nacional de Buenos Aires.

Contrajo matrimonio el 8 de junio de 1891 con María Paganini Ruiz (prima hermana del conocido político Dr. Lisandro de la Torre), unión de la cual nacieron seis hijos.

Entre sus descendientes se cuentan tres profesionales médicos que llevan su apellido, uno por cada generación: Carlos Lisandro, Jorge José (fallecidos) y Sebastián, su actual bisnieto, quien me abrió gentilmente el archivo familiar y me proporcionó fotos y documentos que permitieron reconstruir su biografía.

Una calle, un dispensario

En su ejercicio profesional en la ciudad de Rosario tuvo una destacada actuación, atendiendo su consultorio privado y desempeñándose como médico de la Asistencia Pública y del Hospital Español, establecimiento este último donde fue director durante 11 años.

Recibió siempre el respeto de la comunidad rosarina y la franca amistad de sus colegas. Su desaparición física fue muy lamentada cuando se produjo en fecha del día 8 de julio de 1921.

El CAPS que lleva el nombre del primer médico, en el acto donde se presentó su refuncionalización.

Una simple cortada de nuestra ciudad recuerda su nombre con escasa significación. (Barrio Gral. Roca), pero consideramos que se le debe un homenaje mayor y, cumpliendo el compromiso formulado por los vecinos que en aquella época residían en ambas villas del Río Tercero, se debería nominar «Sebastián Carbó» a alguno de los Dispensarios existentes o mejor a una entidad sanitaria de trascendencia, colocando una placa evocatoria que inmortalice su nombre.

(Nota de la Redacción: Al momento de escribirse la nota, aún no se había denominado con ese nombre al actual Centro de Atención Primaria de la Salud de Barrio La Calera).

Cuentas pendientes

Nuestra inquietud tiene un fundamento de hierro. El Dr. Carbó prestó un gran servicio a las comunidades de Villa María y Villa Nueva en épocas difíciles (la epidemia de cólera morbos del período 1886/87) asistiendo a los enfermos de este mal con dedicación y ofreciendo lo mejor de su ciencia y de su bondad.

La frase de los vecinos de aquellas épocas en la que le expresan que: «…conservarán imperecedera vuestra memoria, expresión muy sincera de su reconocimiento por vuestro heroico y honroso proceder», no ha sido recogida por las sucesivas autoridades del municipio con la importancia que tiene de reconocimiento hacia quien sirvió con eficiencia a las ciudades de Villa María y Villa Nueva.

Esta omisión debe ser reparada lo antes posible, los pueblos no pueden olvidar a los hombres que trabajaron por el bien común en situaciones adversas como la señalada y deben rendirles el merecido homenaje. Por ello exhorto a las autoridades ejecutivas, concejales y representantes de la sociedad que recojan el compromiso de nuestros abuelos que vivieron a fines del siglo XIX y actúen para que perdure en la memoria social el nombre de este benefactor.

Compartir:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *