[Historias] Una dulzura: El mito oscuro detrás del éxito del apellido Hileret

Escribe: JULIO A. BENÍTEZ – benitezjulioalberto@gmail.com

En 1870, a los 20 años, llegó a Argentina Clodomiro Hileret, francés, a territorio tucumano, con el deseo de muchos inmigrantes, de hacer “La América”. Pronto logró relacionarse con la élite de Tucumán, con importantes personas.

Pero detrás de su conquista social, consiguió un importante poder económico, ya que, según las leyendas de esa época, el francés tenía un oculto misterio, que había hecho un pacto con el diablo, que hizo que su apellido se hiciera famoso y marcara una triste historia y oscura marca para la población de esa provincia.

A fuerza de carisma y riquezas heredadas, el joven empresario anidó fuertes lazos sociales y comerciales a la espera de su gran oportunidad, que llegaría en la forma del Ingenio azucarero Santa Ana, el más grande a América Latina.

En su libro “El Interior”, el periodista Martín Caparrós describe sus instalaciones como “un monstruo de vidrio y acero en medio de la selva tucumana, que producía, al año, 8 mil toneladas de azúcar y 2 millones de litros de alcohol”.

La producción de azúcar creó pueblos alrededor de los ingenios.

Estaba instalado el establecimiento en 30.000 hectáreas en la parte más boscosa de la provincia, con 50 kilómetros de vías férreas, central telefónica, diez escuelas primarias y más de 2 mil peones con machetes.

Mito y realidad

Hileret necesitaba una manera efectiva para mantener el orden en sus trabajadores obedientes y a los duros les tocaba un régimen de trabajo duro, y bien separados entre ellos; y en cualquier caso de reclamo por sus derechos laborales, buscó una solución.

Hizo conocer a todos que él había firmado un pacto con el diablo, que los peones que quisieran dispararse del encierro, serían seguidos por los guardias armados y era fusilado en el lugar donde había querido escapar.

Los vecinos empezaron a cerrar las puertas con todo lo que podían, pues en el libro del escritor Eduardo Rosenzvig, “El sexo del azúcar”, el diablo con forma de perro, llamado “El Familiar”, atacaba y mataba.

Mientras el mito “Del Familiar” continúa creciendo hasta formar parte de la mitología nacional, existe una explicación material para los desaparecidos del Ingenio Santa Ana, donde los peones estaban capturados de por vida por su deuda, entonces la única forma de dejar el ingenio era fugarse.

La empresa tenía hombres armados que, cuando lo descubrían tratando de fugar, los mataban. Para que eso funcionase en la psicología de los peones se creó el mito, explica el escritor Rosenzvarg.

Trabajadores de la zafra tucumana.

Pero aún con decenas de trabajadores desaparecidos, el Ingenio Santa Ana se convirtió en el éxito que Hileret siempre soñó.

Equipado con la mejor tecnología de la época, pronto se convirtió en el más poderoso de la Argentina, además sustentado por el precio del azúcar y una marcha de producción que la convirtió en una de las industrias pesadas principales del país, durante la última década del siglo XIX.

El final

A pesar de su ambición, la gran obra de Hileret se vería sobrevivida por el oscuro mito que creó para reforzarla.

Don Clodomiro Hileret murió en alta mar, cuando viajaba a París y la empresa quedó en manos de sus tres hijos, quienes, por malos manejos, falta de nuevas inversiones y la crisis de la industria azucarera, el ingenio se presentó en quiebra.

En 1966, Onganía cerró varios ingenios, dando así el golpe final al Ingenio Santa Ana.

De todas formas, la marca permanece en el mercado de los edulcorantes en la actualidad.

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Fuentes: Libros citados de Martín Caparrós y Eduardo Rosenzvaig (24/2/1951-08/10/2011)

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