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La historia detrás del Túnel de los Hermanos Seco: ¿Pudo haber sido un refugio en la Segunda Guerra Mundial?
Casi 25 años después de haber sido cerrado y taponado con tierra y escombros a raíz de la construcción del subnivel, el Túnel de los Hermanos Seco volvió a ver la luz. Con una extensión más reducida que su versión original y algunos agregados, el paso subterráneo luce renovado y es una novedad para quienes tienen menos de 25 años. Pero, detrás de su larga historia, se esconde un dato curioso, reflejado hace tiempo por el historiador local Bernardino Calvo.
A finales del siglo XIX llegaron a Villa María los hermanos Seco, quienes desarrollaron una intensa vida comunitaria. Hoy, la ciudad los recuerda mediante el túnel que pasa debajo de las vías ferroviarias, en cercanía de la estación de tren.
Los Seco fueron siete: Francisco, Emilio, Juan, Bernardo, José, Benjamín y Enrique. Todos actuaron en política y en la vida comercial de la localidad. Bernardo supo tener, junto a sus hijos, una casa distribuidora de yerba mate en la esquina de Corrientes y Bartolomé Mitre.
El túnel fue construido a principios del siglo XX para dar una solución al cruce peatonal directo y seguro de un lado al otro del predio ferroviario.
Lleva el nombre “Hermanos Seco” desde 1987, mediante ordenanza Nº 2458/1987 y fue declarado como Patrimonio Histórico Cultural de la ciudad por las ordenanzas Nº 3461/1994 y la Nº 5322/2004.

Pero su historia comienza mucho antes, más de un siglo atrás, cuando Villa María era solo un caserío que comenzaba a tomar forma de urbe.
Después de un largo peregrinaje y reclamos de funcionarios locales ante el gobierno nacional para construir un paso que permitiera conectar ambos lados de la villa, el túnel se inauguró el 15 de abril de 1904, pero no tuvo alumbrado hasta 1923.
En 1939 se le colocó azulejos blancos y mucha más tarde, en la década de 1980 se revalorizó el paso con la colocación de murales. Hoy, su interior muestra sus paredes de ladrillos vistos originales, con nueva iluminación y cámaras de seguridad.
Una larga lucha
En su libro “Historia de Villa María y de sus Barrios” (1988), el reconocido historiador Bernardino Calvo relató el origen del túnel y su evolución en el tiempo. Y reveló un hecho curioso visto a través del tiempo. ¿Pudo haber sido un posible refugio ante un eventual ataque enemigo durante la Segunda Guerra Mundial?
Las continuas dificultades creadas por la empresa ferroviaria a la municipalidad local, no sólo tenían que ver con el pésimo estado de higiene de los terrenos donde se emplazaba la estación, sino, también, con las obstrucciones que eran un peligro para el paso de los peatones, escribió Calvo.
“Ante los pedidos efectuados al gobierno nacional, a quien se debían hacer estos reclamos según el decreto nacional del 23 de abril de 1897, se había proyectado un puente sobre nivel, a construirse entre las calles Entre Ríos y San Juan, en un lugar a determinar”, precisó.
“Al cabo de diversiones gestiones, la cuestión del citado proyecto no se pudo concretar, ya que la empresa lo había iniciado, sí, pero comenzando en Avenida Córdoba (actual H. Yrigoyen) y con finalización en el andén de la estación, quedando así pendiente el paso para llegar a la Avenida Paraguay (actual Avenida A. Sabattini), situación que derivó en la queja municipal ante el Superior Gobierno de la Nación”, rememoró el especialista.

La puesta en marcha
El 5 de noviembre de 1901, el Intendente Felipe Poretti se dirigió al ministro de Obras Públicas y tras nuevas y dilatadas gestiones quedó resuelto que se construiría un túnel con un recorrido de 82,80 metros, 2,50 metros de alto por 2 metros de ancho con bocas de acceso a la estación ferroviaria.
La primera referencia escrita, continuó Calvo, “dice que recién el túnel se inauguró el 15 de abril de 1904, y que el nuevo intendente don A. de la Colina tuvo que reclamar ante el ferrocarril por la falta de alumbrado en los ingresos”.
La cronología de la historia del túnel revela que en 1906 se prohibió a los mendigos pedir limosnas en el túnel, salvo los fines de semana y los feriados. Al tiempo que algunos jóvenes habían comenzado a usar sus inmediaciones para resolver sus diferencias, “que siempre terminaban a las trompadas”.
En 1907, por la entrada de la actual Avenida Yrigoyen se convirtió en parada oficial de los mateos (transporte con caballos).
El 20 de julio de 1923 se instaló el alumbrado eléctrico en el túnel, lo que ofreció mayor seguridad para los peatones.
Sin embargo, “pese a que ya cumplía con su misión de un cruce seguro por debajo de las vías, el gobernador de nuestra provincia, Félix Garzón Maceda, solicitó datos sobre su necesidad y entre otras cosas, quién había autorizado su construcción”.

“Estimamos que no corresponde detallar estas últimas cuestiones, pero sí se debe saber que la Municipalidad de Villa María tuvo que pagar al ferrocarril el costo de esta obra, es decir, al túnel, lo pagaron los vecinos”, remarcó Calvo.
Por otro lado, en 1939, bajo la gestión municipal de don Emilio Seydell, con material importado desde Inglaterra, se realizaron mejoras con la colocación de azulejos blancos.
Refugio de guerra
El túnel de los Hermanos Seco cobija decenas de anécdotas, recuerdos y secretos. Uno de estos se relaciona con una extraña consulta a través de una carta que en 1942 recibió el entonces intendente Salomón Deiver de parte del comandante de la Cuarta Región Militar con asiento en Río Cuarto, general de brigada Manuel María Calderón.
En ese momento, se vivía la Segunda Guerra Mundial. Y Deiver, asombrado, leyó el interrogante que planteaba que “en caso de emergencia, si el túnel ferroviario de Villa María, dada su ubicación perfectamente disimulable, podría albergar a mil personas”.

El mandatario villamariense respondió que no tenía conocimiento de “si la estructura del túnel tiene la seguridad para tal situación y que en nuestra ciudad viven unas 40.000 personas, y, además, tenemos a muy corta distancia la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos y Villa María está conectada a todo el país y países vecinos por importantes líneas ferroviarias”.
“Por lo tanto y rogando que tal conflagración no llegue a estas tierras, quedo, de todos modos, al aguardo de vuestras instrucciones”, finalizó sin salir de su sorpresa por el extraño mensaje.
Hoy suena algo disparatada esa consulta militar y, quizás, las posibilidades concretas de que el túnel pudiera actuar como defensa contra un bombardeo o ataque de fuego enemigo fueran nulas.
Pero, la historia y la realidad cotidiana nos tienen acostumbrados a sucesos extraños y algo inverosímiles. ¿O no?
Este caso, el del célebre túnel ferroviario de los Hermanos Seco, no resultó ser la excepción.

