[Música e Historia] El Antigal, en voces únicas: De Daniel Toro a Abel Pintos

“En tus viejos brazos se quedó el ayer”

Escribe: Leo Muñoz

Antigal

Los pobladores del noroeste argentino llaman “antigal” a sitios donde se hallan restos antiguos. Estas referencias se relacionan mayormente con sitios de interés arqueológico, antropológico y/o paleontológico.

La carga emocional de esos lugares es variable según la sensibilidad de quienes los visitan. Toda América es de algún modo un “antigal”, en tanto muchas de sus culturas se perdieron en el tiempo y para siempre, luego del arribo de los europeos.

El brutal choque redujo violentamente la cantidad de amerindios, según algunos datos, de 80 millones en 1492 a 5 millones 100 años después.

Zamba de Petrocelli, Toro, Nieva

La letra pertenece a Ariel Petrocelli, maestro y poeta salteño, conocedor de antigales y del antiguo significado de los mismos. El primer gran encuentro con antigales de Petrocelli fue en Puerta la Paya en la región de Cachi, siendo maestro.

Daniel Toro y Nieva completaron la obra con la música, grabando Toro la hermosa pieza musical.

Quipildor y hace pocos años Abel Pintos grabaron sus versiones. Daniela Toro también hace una hermosa versión honrando a su padre. Otro hijo, Miguel, grabó una versión acústica. Facundo Toro, siguiendo un apellido este ilustre de la música, es el folklorista más conocido de los hijos de Daniel Toro.

El 25 de mayo de este año falleció Daniel Toro, el creador de magníficas canciones del acervo folklórico como “Para ir a buscarte”, “Cuando tenga la tierra”, “Zamba para olvidar”, “Mi mariposa triste”, quedando para siempre en el arte y la memoria popular el gran artista de Salta.

El Antigal (Petrocelli, Nieva, Toro)

En tus viejos brazos se quedó el ayer
Rescoldo del alma arisca que se fue
El tiempo en tus manos solas
Quedó tendido sobre la luz
Sangre reseca en la mañana
Llorando siglos a la voz del sol
El grito inca estremeció el dolor

Silencio descalzo por tu cuerpo va
Las piedras al viento le roban la sal
Los grillos duermen la tarde
Oro desnudo del cerro atrás
Cavó la boca de tu noche
El oscuro acero de tu negra piel
Para dormirte entre la soledad

Llorando el calor del llanto del indio
Es un manantial febril mojando el antigal
Lluvia que viene de Dios
Antiguo cansancio y lento su andar
Tiene una lanza por el cardón
Y en sus espinas dejó las manos
Para la sangre con otro color
Y al rayo loco dio su corazón

El destino de tu nombre fue final
Y la luna aquella ya no alumbra más
La hembra cerró su vientre
Y por la frente se desangró
Y dejó sus huellas hacia al norte
Buscó camino para allá morir
Y como madre lloró también su mal

Ronda por adentro el amo sideral
Anda por tus venas desde que se fue
Y levanta tus ojos negros
Para cubrirte muerto y leal
Clavó su pecho en la roca
Como una herida sin gritar su voz
Se oyó en el cielo hecha una maldición

Llorando el calor el llanto del indio
Es un manantial febril mojando el antigal
Lluvia que viene de Dios
Y antiguo el cansancio y lento su andar
Tiene una lanza por el cardón
Y en sus espinas dejó las manos
Para la sangre con otro color
Y al rayo loco dio su corazón.

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