[Educación y Polémica] ¿Hay que seguir usando el teléfono celular en las aulas, en contexto de pospandemia?

El teléfono celular se convirtió en una herramienta fundamental para que estudiantes de todas las edades pudieran sostener la presencialidad a través de la virtualidad. Sin embargo, ahora que ya hemos vuelto a las aulas, surge la pregunta: ¿cuál es el papel adecuado del teléfono en la escuela?

Escribe: Lic. Ana Paula Moreno

La pandemia por Covid-19 cambió drásticamente la forma en que vivimos, trabajamos y, por supuesto, cómo aprendemos.

Uno de los cambios más notorios en la educación fue la transición a la enseñanza online y el aumento del uso de la tecnología.

En este escenario, el teléfono celular se convirtió en una herramienta fundamental para que estudiantes de todas las edades pudieran sostener la presencialidad a través de la virtualidad.

Sin embargo, ahora que ya hemos vuelto a las aulas, surge la pregunta: ¿cuál es el papel adecuado del teléfono en la escuela?

Contexto pospandemia: ¿seguir usando el teléfono celular?

Durante la pandemia, el teléfono celular se convirtió en un “salvavidas” para la educación, así como todos los dispositivos tecnológicos que facilitaran la conectividad.

Si bien la presencialidad plena empezó a comienzos del ciclo lectivo pasado (2022) y el teléfono pasó a segundo plano, es importante reflexionar sobre su rol actual en la educación.

De acuerdo a ello: ¿deberían los estudiantes seguir usando sus teléfonos durante las clases presenciales? Esta es una pregunta crucial que requiere una consideración cuidadosa.

El teléfono celular como herramienta educativa

Para muchos, la idea de que el teléfono celular sea una herramienta educativa en lugar de una distracción puede sonar contradictoria.

Sin embargo, los teléfonos celulares pueden utilizarse de manera efectiva para el aprendizaje; por ejemplo, existe una gran diversidad de aplicaciones de aprendizaje de diferentes disciplinas (matemáticas, idiomas, biología, etc.).

Estas aplicaciones pueden convertir el tiempo en la pantalla en una experiencia de aprendizaje significativa. Desde leer textos digitalizados a producir contenido audiovisual, los usos educativos del teléfono pueden ser variados y de impacto positivo para el aprendizaje.

La lucha contra las distracciones

Si bien los teléfonos celulares pueden ser valiosos como herramientas de aprendizaje, también tienden a distraer a los estudiantes. Entonces, ¿cómo podemos abordar este desafío?

Una estrategia efectiva es establecer reglas claras en el aula. Los profesores pueden definir momentos específicos en los que se permite el uso del teléfono celular y momentos en los que debe permanecer apagado.

Esto ayuda a los estudiantes a desarrollar hábitos de autorregulación y a mantener la concentración en la tarea en cuestión. Fomentar la autorreflexión sobre los hábitos de uso del teléfono celular puede ser una forma efectiva de abordar el problema de las distracciones.

Cuestión de equilibrio: el uso responsable del teléfono celular

La clave aquí es encontrar un equilibrio adecuado. Los teléfonos celulares son herramientas poderosas, pero su uso debe ser regulado y orientado hacia el aprendizaje productivo. Entonces, ¿deberían las escuelas establecer políticas específicas sobre el uso del teléfono celular?

Algunas instituciones ya lo hacen, prohibiendo completamente los teléfonos en el aula, mientras que otras permiten un uso limitado y regulado.

 La respuesta no es simple, ya que depende de muchos factores, incluido el nivel de educación, la edad de los estudiantes, el nivel socioeconómico, y las necesidades de aprendizaje.

El debate sobre la igualdad de acceso

Otra pregunta fundamental es: ¿cómo afecta el uso del teléfono celular en la escuela a la igualdad de acceso? Si se permite el uso de teléfonos celulares en el aula, ¿todos los estudiantes tienen igualdad de oportunidades para beneficiarse de esta tecnología?

La respuesta es no. No todos los estudiantes tienen acceso a teléfonos celulares de alta gama o acceso a datos ilimitados. Esto puede crear disparidades en el acceso a recursos digitales y en la capacidad de participar en actividades de aprendizaje que requieran un teléfono celular.

Las escuelas y los educadores deben ser conscientes de estas diferencias y buscar formas de nivelarlo.

Conclusiones: encontrar el equilibrio

El teléfono celular en la escuela es una cuestión compleja que involucra una serie de factores, desde la utilidad como herramienta educativa hasta el riesgo de distracción y la igualdad de acceso.

La pandemia por Covid-19 nos recordó la importancia de la tecnología en la educación, pero también nos dejó preguntas importantes sobre cómo integrar de manera efectiva los dispositivos móviles en las aulas.

La respuesta no es prohibir por completo los teléfonos celulares en la escuela, ni permitir un uso ilimitado sin restricciones. La tecnología está aquí para quedarse, y los teléfonos celulares son una parte inseparable de nuestra vida cotidiana.

En lugar de resistir su presencia en la escuela, debemos abrazar su potencial como herramienta educativa y enseñar a los estudiantes a utilizarlos de manera responsable.

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