En horas de la tarde de la víspera personal policial...
En total, son 14 los Centros de Promoción Familiar (CPF)...
La ciudad de Villa Nueva se prepara para vivir una...
El intendente municipal Eduardo Accastello y miembros de su gabinete,...
Villa Nueva vibra con el inicio de la Copa Villa...
Siendo aproximadamente las 23:50 horas de l noche de ayer,...
[El Deschave] La parodia del voto en blanco o a quién “premiar” …
Escribe: Miguel Andreis
Apenas unos pocos días nos separan de una fecha que puede ser emblemática en el país, el ballotage entre Milei y Massa se efectuará el domingo 19 de noviembre.
Hay que repasar muy bien la historia política de los últimos años para no encontrar un contexto similar. Nada de esto tiene que ver con la normalidad de un país democrático -por si lo fuéramos-, todo lo contrario.
Nos acercamos a las autocracias. Sin embargo, difícil saberlo, lo más angustiante es que la conciencia social ya no ignora que todo lo que vivimos en relación con las urnas, no deja de ser una farsa de la peor calaña. De la miserabilidad más denigrante del poder y, también de las supuestas convicciones que alguna vez dieron vida al futuro de la Nación y en otras se convirtieron en tinajas de sangre joven.

Nada de aquel país nos queda. Ha sido tan grande la corrupción y destrucción de los valores vivida en los últimos períodos que todo ha quedado naturalizado. Si mañana, en un juego de imaginación, alguien quisiera promover a un cargo presidencial al asesino Robledo Puch, el “Gordo” Valor o la “Garza” Sosa no le faltarían seguidores y, obviamente, los cínicos argumentadores que intentarán convencer a la ciudadanía.
Hoy se observa sin pudor alguno que todo da lo mismo. Percatarse de gente que uno suponía inteligente, desesperados por convencer al otro que todo lo que dijo y sostuvo por años, hoy, carece de valor. Todo en nombre de la Patria.
La clase política argentina ya no solo camina por el barro, se transformó en barro. Ni ahondar en aquellos que ya tienen un cargo asegurado con interesantes remuneraciones y algunos charquitos de poder. La denostación del pensamiento y la palabra en su más baja escala. Así esperamos el 19-11.
Estafas con signos de constitucionalidad
Hubo denuncias sobre todo tipo de fraudes. Desde la creación de varios millones de documentos con apellidos inexistentes, hasta unas cinco mil denuncias por adulteración de actas. Nada producto de la casualidad. Pedir la anulación de los comicios suena a querer matar un tigre con un “escarbadientes”.
El pasado domingo, con la lógica de no comprender en manos de quién está el poder, un grupo de personas se hicieron presentes frente a La Casa Rosada a pedir la anulación de los comicios.
Felicitaciones a ellos, tal vez sea necesario comenzar a leer la gravedad en la que estamos inmersos. Una clase política disgregada, esparcida sin brújula en mano, mendigos de convicciones, girando como borrachos de la sinrazón sobre dos candidatos flacos de lógica y empachados de irracionalidad. Así estamos.
En el medio, cientos de miles o millones de ciudadanos casi en la desesperación arrinconados por falacias con intención de convencimientos, instándolos a que vayan a sufragar, “que es de tibios y no buenos ciudadanos en no asumir tan elemental derecho constitucional”.

“La esperanza nunca es vana” (decía Borges), solo que en política la esperanza es una quimera
Argumentar tales conceptos son de caraduras sin límites. Si tuviésemos una Constitución que respetásemos, especialmente quienes gobiernan, seguramente no existirán ninguno de ambos oponentes. Degradantes ambos.
Cada quien tiene el derecho y la potestad de ir a las urnas o no, pero también la facultad de negarse a avalar con su voto, o su negación a la concurrencia de ser un aval a semejante patraña.
¿Alguien puede asegurar que no se aplicarán los mismos métodos de estafa, como los usados por Chávez en Venezuela, con lo que, muy posiblemente barrieron a la Bullrich y de paso llevaron a la autodestrucción de la mayor oposición? Redonda acción.
Todo es un sainete más trágico que cómico. Y aún puede serlo peor. Esto no termina, todo lo contrario, recién empieza. Chiche Duhalde es alguien que conoce, casi tanto como su marido, de las maniobras más viles en contra del país. Bien, en estas horas, expresó: “quien gane no será otra cosa que un gobierno de transición…”.
No es una frase menor o inocente. En todo caso ¿No será que están preparando un estado de beligerancia social a corto plazo? Experiencia no le falta… Tal vez, no esté tan equivocada, tal vez…
Usted ciudadano, vaya suponiendo que vote a quién vote, o no lo haga, sepa que recuperar el poder, el vivir en un país normal, perdido hace tiempo, muy posible y lamentablemente ya no tenga nada que ver con las urnas…
También podés ver:
