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[La infancia de los líderes] Michael Jackson y una disciplina abusiva
Escribe: Profesor Luis Luján
Si bien Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, fue el mismo hombre quien discriminó a su propio hermano por el color de la piel, por su sentimiento, su pensamiento, sus convicciones, sus cleros o razas.
Y muy a pesar de que el hombre primitivo apareció sobre la faz de la tierra en el continente africano, de raza negra, durante muchísimos años estos hijos de Dios fueron sometidos a la esclavitud total por el hombre blanco, especialmente en América.
Nacer de color era como un pecado que nadie deseaba llevar en su piel. Mucha sangre se derramó hasta que se declarase la igualdad de razas en los Estados Unidos de América, aun así, estos afroamericanos debieron soportar la discriminación por parte de sus pares, compatriotas y conciudadanos.
Una de estas tantas familias estaba conformada por Katherine Esther, una devota testigo de Jehová que trabajaba tiempo parcial en Sears para apoyar a la economía familiar, y que solía tocar clarinete y piano en su iglesia, con aspiraciones de poder algún día ser una artista de country y western.
Su esposo, Joseph Walter, ex boxeador, era un trabajador del acero en U.S. Steel, y actuaba como guitarrista en una banda local de rhythm and blues, Los Falcons, para completar los ingresos de la familia.
Vivían en una casa de dos dormitorios en Jackson Street, en Gary, Indiana, una ciudad industrial en el área metropolitana de Chicago.
Este matrimonio de raza negra tuvo diez hijos, aunque uno de ellos, gemelo de Marlon, de nombre Brando, falleció al nacer. El octavo de los hermanos, al que todos llamaban cariñosamente May, nació el 29 de agosto de 1958 y, entre todos los frutos de esa unión marital, él era el único que tenía una situación muy conflictiva con su padre.

Si bien los padres siempre proyectan sus propios sueños sobre sus hijos, Joseph era sumamente extremista en este aspecto. Él imponía una orden en su casa y todo se cumplía a rajatablas.
En otras palabras, era una persona totalitaria y persuasiva. Siempre se lo veía con un látigo o un cinturón en mano imponiendo su voluntad. Y ¿cuál era? Formar una banda de música con sus hijos aprovechando su experiencia y la de su esposa.
Ante la sublevación del niño, su padre le aplicaba una paliza atroz…
Pero May se oponía a esas prácticas que consideraba sumamente abusiva por parte de su progenitor quien, en muchas ocasiones, abusaba verbalmente de él discriminándolo por algunos defectos.
Siempre le decía que el niño tenía una nariz gorda, y esto ofuscaba abiertamente al menor. Entonces, ante la sublevación del niño su padre le aplicaba una paliza atroz.
Sin embargo, sus hermanos estaban bien disciplinados a raíz de la conducta abusiva del hombre de la casa, y siempre consideraban que May exageraba respeto a su padre porque era casi el menor de todos los hermanos y no sabía soportar el medio de persuasión impuesto por Joseph.
Mientras tanto, Katherine sostenía que eso no era abuso por parte de su esposo, sino que más bien consideraba que azotar era un medio común de disciplinar a sus pequeños.

En muchas ocasiones, mientras los hermanitos practicaban música y canto, su padre solía sentarse en una silla delante de ellos a observarlos y a dirigir el ensayo con un cinto en sus manos y, cuando alguno se equivocaba, inmediatamente recibía una paliza, porque el hombre no aceptada errores.
Todo ese proceso en el crecimiento de May lo fue trastornando, y de alguna manera lo fue enfermando. Esa práctica abusiva de su padre fue modificando sobremanera el temperamento del pequeño volviéndolo introvertido, solitario y aislado.
No quería ser de raza oscura, deseaba ser normal como los que vivían sin sufrir las penurias a causa de su piel
Desde muy pequeño comenzó a sufrir pesadillas por los tormentos, acompañado por problemas crónicos de sueño, con tendencia a persistir híper obediente, especialmente con su padre, y a permanecer infantil aún en la edad adolescente y adulta.
Él sufría en silencio y nadie lo asistía ni lo consolaba. En la calle su color de piel y su condición social lo discriminaba. May no quería estar en su propia vida y sentía una profunda insatisfacción con su apariencia.
No quería ser de raza oscura, deseaba ser normal como los que vivían sin sufrir las penurias a causa de su piel. Entonces buscó un pretexto para no ser él. Quería convertirse en un arlequín para poder burlar a la vida. Y fue así que encontró como mecanismo de defensa el interés por la música.
Tal vez fue la experiencia de haber cantado canciones navideñas en el jardín de infantes en el que asistía que lo llevó a practicar ese arte en el que trascendería, a lo largo de su vida, hasta convertirse en el “Rey del Pop”.
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