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[Opinión] Argentina y su caótico sistema de salud: Cada vez, menos accesible
Escribe: Cristina Pablos
En Argentina, en 1943, se dio el primer paso hacia el reconocimiento de la salud pública como problema de interés específico, con la creación de la Dirección Nacional de Salud Pública y Asistencia Social que, en 1949, se transformó en Ministerio de Salud.
En general la intervención del Estado en la salud fue impulsada por las epidemias y grandes catástrofes (sequías, inundaciones, terremotos).
Los primeros hospitales surgen para atender a excombatientes de las campañas del desierto. Los hospitales, salas de salud, asilos y salas de asistencia pública fueron orientadas para atender a las personas de bajos recursos.
Cabe destacar la actividad de las colectividades extranjeras. La medicina mutual -un rasgo peculiar de Argentina- surge con la incorporación masiva de inmigrantes que fundan “Sociedades de Socorro Mutuo” (la Sociedad Española en Villa María, por caso).
Después de los años 40, el Estado legisla las obras sociales y nacen las obras sociales sindicales. Por ley o por decreto, se establecía la obligatoriedad legal de la afiliación de los trabajadores y la contribución pecuniaria a las obras sociales de los sindicatos.
En Argentina el sistema de salud puede ser: público, privado o por obras sociales.
Durante el gobierno de Menem se transfirió el sistema de salud (junto con la educación y la seguridad) a cada provincia para hacerse cargo, sin el total de los recursos necesarios.
Hay importantes desigualdades entre las personas que se atienden en hospitales públicos o clínicas privadas (prepagas).
A nivel nacional la cobertura de salud la tiene el PAMI (60%), el sistema público (30%) y el privado (10%). De cada 10 personas 6 están afiliadas a alguna obra social, una se atiende en el sistema privado y 3 no tienen cobertura alguna.
Argentina tenía uno de los mejores sistemas de salud y el más eficiente. El calendario obligatorio de vacunación era el mejor de América Latina. Tanto es así que ciudadanos de países limítrofes y no tanto se venían a atender a hospitales argentinos gratuitamente.
Una medida muy acertada respecto a este hecho tomó la provincia de Salta: los extranjeros no residentes que se atiendan en hospitales públicos salteños deberán abonar un canon; por ejemplo $150.000 por una cesárea.
La cantidad de extranjeros, especialmente bolivianos que venían a atenderse a esa ciudad se redujo de 12.000 a 6.000. Lo mismo sucede con extranjeros que vienen a atenderse a la provincia de Buenos Aires donde no hay insumos para los propios argentinos.
El sistema de salud fue decayendo en los últimos años y las mutuales sindicales resultaron un gran negocio para los sindicalistas. Durante la pandemia de Covid el “Ministerio” fue muy ineficiente en la adquisición de las vacunas y su reparto.
El ministro de salud del actual gobierno, en el marco de una epidemia de dengue, con 160.000 casos y 130 muertos, no dio a la población un solo mensaje.
No le pedimos Sr. Mario Russo que haga el show de la payasa Filomena, pero al menos muéstrese ante las cámaras llevando calma ya que repelente no hay y menos vacuna.
En cuanto a la obra social obligatoria para todos los empleados y jubilados de la provincia de Córdoba, el APROSS, al menos en el interior de la provincia deja mucho que desear a pesar de que los descuentos son notables.
Mientras tanto, las prepagas aprovecharon la volada para elevar sus aranceles a valores estratosféricos.
No vaya a ser que se terminen mordiendo la cola.